El dinero es una de las herramientas más maravillosas a nuestro servicio, porque nos permite superar las limitaciones del trueque, realizar más intercambios de los que realizaríamos si no contáramos con él, elevar nuestro bienestar que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponemos, la mayoría de los cuales hay que comprar.
Imaginemos qué pasaría si desapareciera el dinero, si uno de estos días amaneciéramos sin billetes y sin monedas, por lo que chequeras, tarjetas de crédito y débito, cajeros automáticos, ya no tendrían ninguna utilidad. ¿Cuántas de las transacciones comerciales que normalmente llevamos a cabo a lo largo de un día llevaríamos a cabo teniendo que limitarnos al trueque? Y esa reducción en las transacciones, ¿cómo afectaría nuestro nivel de bienestar que, va de nuevo, depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que dispongamos, la mayoría de los cuales hay que comprar?
El dinero no es riqueza, misma que consiste en los bienes y servicios con los que satisfacemos nuestras necesidades. El dinero es el medio de intercambio de la riqueza.
Para entender por qué el dinero no es riqueza tengamos en cuenta que la única necesidad que el dinero satisface de manera directa es la necesidad que tenemos de superar las limitaciones del trueque, para poder realizar más transacciones, para poder disponer de más satisfactores, para poder elevar nuestro bienestar. De manera directa el dinero no satisface el hambre, o la sed, o el sueño, o cualquier otra necesidad, gusto, deseo o capricho. Es por eso que no es riqueza, sino medio de intercambio de riqueza.
El dinero es cualquier cosa que los seres humanos aceptemos como medio de intercambio (históricamente muchas cosas han sido dinero, desde granos de cacao hasta criptomonedas), medio de intercambio que nos permite superar las limitaciones del trueque, realizar más intercambios, disponer de más satisfactores, elevar nuestro bienestar, vivir mejor. El dinero se quiere, no por sí mismo, sino por lo que con él podemos comprar. Por eso es tan importante que preserve su poder adquisitivo.
Todo lo anterior viene a cuento porque hace algunos días, en La Mañanera, AMLO dijo que el dinero es la mamá y el papá del diablo, dando a entender, así lo interpreto, que el dinero es el origen (mamá y papá) del mal (el diablo), afirmación que solo es posible si no se ha entendido la importante labor que desempeña el dinero como medio de intercambio, permitiéndonos superar las limitaciones del trueque.
Lo que puede ser cuestionable es el origen y el destino del dinero, cómo se obtuvo y en qué se gasta, pero no el dinero en sí mismo que es una de las herramientas más maravillosas al servicio del ser humano.
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