Una de las preguntas más socorridas en economía es la relacionada con el crecimiento, que se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios. ¿Por qué es importante el crecimiento?
En primer lugar, porque el problema económico de fondo es la escasez, el hecho de que no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis, y una de las condiciones para minimizarla es que se produzca la mayor cantidad posible de bienes y servicios o, dicho de otra manera, que la economía crezca lo más posible.
En segundo lugar, porque, dado que para producir alguien debe trabajar, y dado que a quien trabaja se le paga, la producción, y por lo tanto el crecimiento, está relacionado con la creación de empleos y la generación de ingresos, condiciones del bienestar.
El crecimiento es condición del bienestar y el bienestar es el fin de la economía. ¿Cómo va el crecimiento?
Según el Indicador Oportuno de la Actividad Económica, con el que el INEGI estima el comportamiento de la producción, en noviembre, en términos mensuales, comparando cada mes con el mes anterior, la economía decreció 0.1 por ciento y, en términos anuales, comparando cada mes con el mismo mes del año anterior, creció 4.2 por ciento. Malas noticias.
En términos mensuales en septiembre la economía creció 0.7 por ciento, en octubre 0.0 por ciento y en noviembre, según la estimación del INEGI, decreció 0.1 por ciento. Pasamos del crecimiento al decrecimiento.
En términos anuales en septiembre la economía creció 5.1 por ciento, en octubre 4.8 por ciento y, de acuerdo a la estimación del INEGI, en noviembre creció 4.2 por ciento. Dos meses consecutivos de menor crecimiento.
Tanto en términos mensuales, como anuales, las cosas no pintan bien en materia de crecimiento. Si bien acabaremos 2022, según la media de las 37 respuestas recibidas por el Banco de México en su encuesta de diciembre a los economistas del sector privado, creciendo 2.90 por ciento (3.20 según la proyección más optimista, 2.40 según la más pesimista), para el año que entra la proyección es 0.92 (2.20 según la proyección más optimista, menos 0.50 según la más pesimista).
Y si las cosas no pintan bien para 2023 tampoco lo pintan para los próximos diez años. A la pregunta ¿cuál será el crecimiento promedio de la economía mexicana en los próximos diez años, del 2023 al 2033?, la respuesta fue 2.03 por ciento (3.02 según la proyección más optimista, 1.50 según la más pesimista), lo cual supondría un crecimiento promedio anual menor al que se tuvo entre 1982, año en el que perdimos el crecimiento elevado (entre 1935 y 1981 el crecimiento promedio anual fue 6.17), y 2019, antes de la recesión del 2020, y que fue 2.27 por ciento, insuficiente para lograr, mediante la creación de empleos y la generación de ingresos, un mayor bienestar, el gran reto de la economía mexicana.
¿Y cuál es la proyección para 2024? 1.74 por ciento (2.50 según la proyección más optimista, menos 0.20 según la más pesimista).
De cumplirse las proyecciones para 2022, 2023 y 2024, el crecimiento promedio anual durante este sexenio será del 0.75 por ciento, por lo que será, en materia tan importante, un sexenio perdido, por culpa de las presiones recesivas que generó la 4T, que podrían haberse evitado, y el Covid, que podrían haberse minimizado.
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