Hay dos tipos de competitividad: de las empresas, del país.
La primera, la de las empresas, se define como la capacidad para, en términos de precio, calidad y servicio, hacerlo mejor que los demás, siendo los demás la competencia. Una de las variables que determina la competitividad de las empresas es la productividad, la capacidad para hacer más con menos, para reducir costos de producción, lo cual les permite ofrecer a menor precio, volviéndose más competitivas.
La segunda, la del país, se define como la capacidad de una nación para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, que producen bienes y servicios, crean empleos y generan ingresos. Atraer: que los inversionistas decidan invertir directamente en el país. Retener: que los capitales invertidos en el país se queden invertidos en el país. Multiplicar: que las utilidades generadas en el país se reinviertan directamente en el país. Una de las variables que determina la competitividad de un país es el Estado de Derecho, el que haya un gobierno honesto y eficaz que haga valer los derechos de los agentes económicos, lo cual se traduce en seguridad jurídica, parte fundamental de la competitividad de un país.
De la competitividad del país depende cuánto se invierte, debiendo invertirse lo más posible, para lo cual el país debe ser seguro y confiable, para lo cual el gobierno debe hacer valer el Estado de Derecho.
De la competitividad de las empresas depende cómo se invierte, debiendo invertirse de tal manera que lo producido se ofrezca con la trilogía de la competitividad: menores precios, mayor calidad y mejor servicio, en beneficio de los consumidores, para lo cual se requiere la mayor competitividad posible, para lo cual se necesita la mayor competencia posible.
Según el Ranking Mundial de Competitividad 2020, del Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial, con sede en Suiza, que califica la capacidad de los países (de los gobiernos de los países) para crear y mantener un entorno favorable a la competitividad de las empresas, México ocupa el lugar 53 entre 63 países. El año pasado ocupó el lugar 50.
Estos son los lugares en cada uno de los cuatro rubros generales: desempeño económico, 59; eficiencia del gobierno, 55; eficiencia de los negocios, 57; infraestructura, 62. Posición general: 53. En el rubro eficiencia del gobierno el país retrocedió tres posiciones, debido al mal desempeño en materia de política fiscal, de finanzas públicas y de marco institucional.
El crecimiento de la economía, ¡que sí importa!, que se mide por la producción de satisfactores, depende de las inversiones directas, que dependen de la confianza de los empresarios, que depende de la competitividad del país, que en México deja mucho que desear. El reto es claro.
E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx
Twitter: @ArturoDammArnal