Los sistemas económicos pueden definirse por su postura frente a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, y frente a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender.
Existen, en teoría, cuatro posibles sistemas económicos: 1) a favor de la libertad individual y la propiedad privada; 2) a favor de la libertad individual y contra la propiedad privada; 3) contra la libertad individual y a favor de la propiedad privada; 4) contra la libertad individual y la propiedad privada.
En la práctica, dado que la propiedad privada sobre los medios de producción es la condición de posibilidad del ejercicio de la libertad individual para producir, ofrecer y vender, y dado que de nada sirve la propiedad privada de los medios de producción sin la libertad individual para producir, ofrecer y vender, quedan descartadas las opciones 2 y 3, siendo posibles solamente la 1 y la 4: la del liberalismo (a favor de la libertad individual y la propiedad privada), y la del comunismo (contra la libertad individual y la propiedad privada). Las opciones 2 y 3, de intentarse, derivarían en la 4.
Lo anterior viene a cuento porque, a raíz del sainete que se armó hace unas semanas en torno a la Carta de Madrid (https://fundaciondisenso.org/carta-de-madrid/), que firmaron algunos panistas, algunos de los cuales más tardaron en firmarla que en retractarse, carta en la cual se advierte de la amenaza que representa para muchos países el comunismo, sobre todo los que tienen gobiernos populistas, no faltaron quienes afirmaron que esa amenaza no existe. En México es una amenaza real, y no porque los bolcheviques estén a la puerta de la Ciudad de México, o por las estatuas de Fidel Castro y el Che Guevara en la Delegación Cuauhtémoc, sino por el párrafo tercero, del Art. 25 constitucional, en el cual leemos que “el Estado planeará, conducirá, coordinará y orientara la actividad económica nacional”, lo cual es propio de las economías gubernamentalmente planificadas (concepto más claro que centralmente planificadas), propias de países comunistas, inspiradas en el marxismo, como lo es la economía de Cuba, en cuya constitución, Art. 19, leemos que “el Estado dirige, regula y controla la actividad económica”, texto esencialmente igual al del Art. 25 de nuestra constitución.
Cierto, en México el Estado, que para todo efecto práctico es el gobierno en turno, (todavía) no planea, conduce, coordina y orienta la actividad económica nacional, sin pasar de la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, que en realidad es el programa de gobierno. Lo que me preocupa, sobre todo con la 4T en el poder, es la posibilidad de que lo intente, en contra de la libertad individual y de la propiedad privada, en contra del liberalismo.
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