Capital es todo lo que se necesita para producir bienes y servicios. Capital natural: recursos naturales que proporcionan las materias primas para la producción de satisfactores. Capital físico: instalaciones, maquinaria y equipo necesarios para trasformar las materias primas en satisfactores. Capital humano: conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para usar el capital físico y trasformar el capital natural. Capital dinerario: dinero destinado a la formación y adquisición de capital natural, físico y humano.
La economía es esencialmente capitalista, en el sentido de que para producir los bienes y servicios, necesarios para la satisfacción de las necesidades, se necesita capital, que hay que inventar (en el caso del físico y el humano), producir, multiplicar y mejorar, más y mejor capital del que depende el progreso económico, la capacidad para producir más (dimensión cuantitativa), y mejores (dimensión cualitativa), bienes y servicios para un mayor número de gente (dimensión social).
La pregunta no es ¿capitalismo o no capitalismo?, sino ¿en manos de quién, la empresa privada en competencia, o la empresa gubernamental monopólica, se hace mejor uso del capital, lográndose mayor progreso económico?
Productividad es la capacidad para, por lo menos, hacer lo mismo con menos o, por lo más, para hacer más con menos; para aprovechar mejor el capital (natural, físico y humano), del que se dispone para producir satisfactores; para reducir costos de producción, productividad que es el reto permanente de cualquier empresa, productividad que no hay que confundir con competitividad, que es la capacidad para, en términos de precio, calidad y servicio, hacerlo mejor que la competencia. Productividad y competitividad están relacionadas, pero no son lo mismo.
¿Cómo andamos en México en materia de capital y productividad? Veamos.
El INEGI publicó las Tablas de Origen – Destino de la Formación Bruta de Capital Fijo (capital físico) para 2020, año en el cual representó el 17.3 por ciento del PIB (del ingreso generado en el país), sumándose cinco años consecutivos a la baja: en 2015 fue 21.6 por ciento; en 2016, 21.2; en 2017, 20.5; en 2018, 20.2; en 2019, 19.3; en 2020, 17.3, caída que, como lo explica el INEGI, “se debió a una menor demanda (de capital fijo) (…) debido a la emergencia sanitaria…”. Sin embargo, fue desde 2016 cuando se inició la tendencia a la baja.
El mismo INEGI publicó la Productividad Total de los Factores que, entre 1991 y 2020, se redujo, en promedio anual, 0.45 por ciento: 0.76 por ciento en 2019 y 3.69 por ciento en 2020, muestra del enorme reto que, en materia de productividad, tenemos en México, productividad de la que depende un mejor uso del capital, del que depende un mayor progreso económico, del que depende un mayor bienestar.
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