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Bienestar

El Talón de Aquiles de la economía mexicana ha sido, desde 1982, el crecimiento, que se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios para el consumo final, el Producto Interno Bruto, del cual dependen la creación de empleos (para producir alguien debe trabajar), y la generación de ingresos (a quien trabaja se le paga), empleos e ingresos que determinan el bienestar de las personas, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios a su disposición, la mayoría de los cuales hay que comprar, para lo cual hay que pagar un precio, para lo cual se necesita ingreso, para lo cual se requiere empleo.

Todo eso (empleos, ingresos, bienestar), depende del crecimiento (aumento de la producción), y por eso es importante que la economía crezca lo más posible: crecimiento y bienestar no son lo mismo, pero el crecimiento es condición necesaria del bienestar, sobre todo si el mismo ha de ser, como debe ser, consecuencia del trabajo de cada quien, no efecto de las dádivas del gobierno, producto de la redistribución gubernamental del ingreso, que es el producto del trabajo, lo cual no pasa de ser una expoliación, aceptada y exigida por la mayoría.

Entre 1935 y 1981 la economía mexicana creció, en promedio anual, 6.17 por ciento. En 1982, consecuencia de la Docena Trágica (los gobiernos de Echeverría, 1970-1976, y López Portillo, 1976-1982), y de sus malas políticas económicas, perdimos el crecimiento elevado, y entre 1982 y 2018 (antes de la aparición, con sus presiones recesivas, del Efecto 4T y del Efecto Covid), el crecimiento promedio anual fue 2.25 por ciento. Entre 1982 y 2020, ya con los efectos 4T y Covid en marcha, el crecimiento promedio anual fue 2.00 por ciento.

En 2018, antes del Efecto 4T, la economía creció 2.20. En 2019, ya con el Efecto 4T, decreció 0.15 por ciento. En 2020, con la combinación de los efectos 4T y Covid, decreció 8.30 por ciento. La expectativa general es que en 2021 haya crecido 5.59 por ciento.

Desafortunadamente (suponiendo que la fortuna tenga algo que ver en estos asuntos), según el Indicador Global de la Actividad Económica, el crecimiento ha sido cada vez menor. En términos anuales (comparando cada mes con el mismo mes del año anterior), en mayo la economía creció 25.8 por ciento (consecuencia del Efecto Rebote); en junio 13.4 (también consecuencia del Efecto Rebote); en julio 7.9 (todavía consecuencia del Efecto Rebote); en agosto 3.9; en septiembre 1.3; en octubre (último mes para el que tenemos información) 0.3 por ciento, con las consecuencias que ello tiene sobre el empleo y el ingreso y, por ello, sobre el bienestar de la gente, que es el fin último de las actividades económicas, en función del cual debe medirse y calificarse el desempeño de la economía.

E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx

Twitter: @ArturoDammArnal

Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .