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Autosuficiencia

Autosuficiencia, según el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española, es el “estado o condición de quien se basta a sí mismo”, sí mismo que puede ser desde una persona hasta un país, estado o condición que puede ser impuesta por la fuerza, por ejemplo, en el caso de un náufrago, o decidida voluntariamente, por ejemplo, en el caso del gobierno de un país que opta por el mercantilismo y el proteccionismo, cuyo objetivo es limitar, en el mejor de los casos, o prohibir, en el peor, las importaciones, por las que se “depende” del exterior, dependencia que se ve como una amenaza, misma que puede eliminarse prohibiéndolas, motivando un proceso de sustitución de importaciones por el cual se produce en el país lo que antes se importaba. La pregunta relevante es: ¿lo producido en el país puede ofrecerse, por lo menos, al mismo precio y/o con la misma calidad y/o con el mismo servicio que las importaciones?

No faltan quienes, sobre todo gobernantes y productores nacionales, partiendo de una situación de libre comercio, pretenden, los primeros, y demandan, los segundos, que se limiten o prohíban las importaciones, si no de todos los bienes que se importan, sí de aquellos de los que, según su punto de vista, no debe dependerse de productores y oferentes extranjeros, como por lo general es el caso de energéticos y alimentos, precisamente lo que pretende AMLO, lograr la autosuficiencia en gasolinas y ciertos alimentos: maíz, frijol, arroz, trigo, carne de res, pollo, leche y huevos.

¿Es correcta la intención de lograr la autosuficiencia, por lo menos en gasolinas y ciertos alimentos?

Lo primero que hay que hacer para responder es tener claro  que el libre comercio, única situación a partir de la cual, buscando la autosuficiencia, puede imponerse el mercantilismo y el proteccionismo, se da cuando son los consumidores nacionales, comprando o dejando de comprar, quienes determinan, si ninguna intervención del gobierno, la composición (el qué), y el monto (el cuánto), de las importaciones, de tal manera que se importa lo que los consumidores nacionales están dispuestos a comprar, en las cantidades que están dispuestos a comprar, respetándose el derecho a la libertad de los consumidores nacionales para decidir qué demandar, comprar y consumir, como lo demanda la justicia, entendida como el respeto a  los derechos de las personas.

La imposición del mercantilismo y el proteccionismo, con la intención de lograr la autosuficiencia, supone limitar o prohibir importaciones, violando el derecho a la libertad  de los consumidores nacionales para comprar lo que les dé la gana, producto nacional o extranjero; a quien les dé la gana, oferente nacional o foráneo; en donde les dé la gana, en su país o en el extranjero.

La autosuficiencia, impuesta por medio del mercantilismo y el proteccionismo, es éticamente injusta, porque viola el derecho de los consumidores nacionales a la libertad para demandar, comprar y consumir, razón más que suficiente para no imponerla. Pero, por si fuera poco, además de éticamente injusta es económicamente ineficaz porque atenta contra el bienestar de los consumidores, siendo a ese nivel, el del bienestar de las personas, que debe calificarse el desempeño de la economía.

La autosuficiencia, impuesta por medio del mercantilismo y el proteccionismo, que limitan o prohíben las importaciones, es éticamente injusta porque viola el derecho de los consumidores nacionales a la libertad para comprar lo que les dé la gana, producto nacional o extranjero, a quien les dé la gana, oferente nacional o foráneo, en donde les dé la gana, en su país o en el extranjero, ya sea que compren materia prima, bienes intermedios o bienes para consumo final.

Además de éticamente injusta la imposición de la autosuficiencia es económicamente ineficaz porque atenta contra el bienestar de los consumidores, y es a ese nivel, el del bienestar de las personas, que debe calificarse el desempeño de la economía.

Partiendo de una situación de libre comercio, en la cual son los consumidores nacionales, comprando o dejando de comprar, quienes determinan, sin ninguna intervención del gobierno, qué se importa (la composición de las importaciones), y cuánto se importa (su monto), la búsqueda de la autosuficiencia, por medio del mercantilismo y el proteccionismo, limitando o prohibiendo importaciones, para sustituirlas con producción nacional, afecta el bienestar de los consumidores, ya sea a través de un mayor precio y/o una menor calidad y/o un peor servicio.

Si en una situación de libre comercio se importan ciertos bienes es porque la producción extranjera se ofrece, en comparación con la nacional, a menor precio y/o mayor calidad y/o mejor servicio, la trilogía de la competitividad, razón por la cual los consumidores nacionales libremente la prefieren, de tal manera que para lograr la  autosuficiencia en esos productos, y no depender de la producción extranjera, el gobierno debe limitar o prohibir que se importen, promoviendo artificialmente, en contra de la voluntad de los consumidores nacionales, la sustitución de importaciones, que tiene sentido si la producción nacional puede ofrecerse a menor precios y/o mayor calidad y/o o mejor servicio que la importada, lo cual, si fuera el caso, se daría espontáneamente, por la decisión de los consumidores nacionales, quienes comprarían el producto nacional, no el importado, sin que el gobierno limite o prohíba las importaciones.

Limitar o prohibir las importaciones tiene, de manera inmediata, el efecto de reducir la oferta de ese producto y, ceteris paribus, un aumento de precios. De manera mediata, si se logra sustituir todo lo que se importaba con producción nacional, el producto nacional se ofrecerá, ceteris paribus, a un precio mayor en comparación con la oferta importada. De todas, todas, pierde el consumidor nacional.

La manera correcta de lograr la autosuficiencia, suponiendo que sea deseable, es sustituyendo importaciones con producción nacional de manera competitiva, no de forma impuesta por el gobierno, limitándolas o prohibiéndolas, a la mera mercantilista, al estilo proteccionista.

Cuando AMLO habla de lograr la autosuficiencia en gasolinas, arroz, frijol, maíz, trigo carne de res, pollo, leche y huevo, ¿a qué tipo de autosuficiencia se refiere: a la conseguida por medio de la competitividad o a la impuesta por el gobierno?

Cuidado cuando el gobierno propone la autosuficiencia y el autoconsumo, negando los beneficios de la división del trabajo, las ventajas comparativas y el intercambio.

La manera correcta de lograr la autosuficiencia es sustituyendo importaciones, de manera competitiva, con producción nacional, no impuesta por el gobierno, limitándolas o prohibiéndolas.

Sustituir importaciones por competitividad, que es la capacidad de las empresas para ofrecer a menor precio y/o mayor calidad y/o mejor servicio que los competidores, implica que, partiendo de una condición de libre mercado, en la cual los consumidores nacionales deciden comprar y consumir el producto importado y no el nacional, los productores nacionales aceptan el reto que, en materia de competitividad, traen consigo las importaciones, y hacen lo que tienen que hacer para, por medio de la trilogía de la competitividad –menores precios, mayor calidad, mejor servicio– volverse más competitivas que los productores extranjeros y ganarles el favor de los consumidores nacionales. A este tipo de sustitución de importaciones, en la cual no interviene el gobierno, y es el resultado de la competencia y la competitividad, no le veo ningún inconveniente.

Pero la autosuficiencia puede imponerse por la fuerza, cuando el gobierno considera que, por lo menos en ciertos productos, conviene que el país sea autosuficiente, es decir, que dependa de los productores nacionales y no de los extranjeros, suponiendo que es más importante la nacionalidad del productor que su productividad y competitividad, lo cual es un error.

¿Y cómo se impone por la fuerza la autosuficiencia? Limitando o prohibiendo las importaciones, con las consecuencias éticas en materia de justicia: violando el derecho a la libertad para comprar lo que nos dé la gana, producto nacional o extranjero; a quien nos dé la gana, oferente nacional o extranjero; en donde nos dé la gana, en el país o en el extranjero, y económicas en materia de eficacia: mayores precios y/o menor calidad y/o peor servicio.

Cuando AMLO habla de lograr la autosuficiencia en gasolinas, arroz, frijol, maíz, trigo carne de res, pollo, leche y huevo, ¿a qué tipo de autosuficiencia se refiere: a la conseguida por medio de la competencia y la competitividad o a la impuesta por el gobierno? Si se refiere a la segunda, y habla en serio, no solo tendrá el gobierno que subsidiar la producción nacional de esos productos, para generar una competitividad artificial, producto del subsidio y no de la productividad, subsidios que serán una presión adicional sobre las finanzas del gobierno.

Todo lo anterior sin olvidar que AMLO pretende lograr la autosuficiencia en eso productos como un medio, no solo para no depender de productores extranjeros, sino para combatir la inflación, lo cual es ilógico.

Si, como apunté en un párrafo anterior, la prohibición de importaciones y su sustitución con producción nacional ocasionan mayores precios, ¿cómo se ayuda a combatir la inflación? La respuesta, ¿se encontrará en la economía moral de AMLO?

Después de todos los inconvenientes de la autosuficiencia, desde éticos hasta económicos, ¿existe alguna manera de justificarla? La respuesta en próximos escritos.

Por lo pronto, cuidado cuando el gobierno propone autosuficiencia y autoconsumo, desconociendo los beneficios de la división del trabajo, las ventajas comparativas y el intercambio.

Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .