Hay quienes queremos que en los tres años que le quedan, el presidente López Obrador mejore el entorno social de México, pero para lograrlo es necesario que reconozca sus errores.
En materia de seguridad el entorno empeoró. En los primeros 30 meses de Calderón hubo 30,572 homicidios dolosos, con Peña Nieto 41,979 y en el gobierno de López Obrador 72,882, 37% más que con Peña y 138% por arriba que con Calderón (Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad).
En cuanto a la corrupción, según Transparencia Internacional, México se acercó a los países más corruptos y se alejó de los menos corruptos. De 180 países clasificados en el Índice de Percepción de la Corrupción, México ocupó el lugar 89 con Calderón, el 111 con Peña y cayó al lugar 124 bajo López Obrador. La corrupción, que fue la principal bandera del candidato de MORENA a la presidencia, no disminuyó en sus primeros tres años de gobierno, aumentó su percepción.
Según datos de CONEVAL el número de habitantes en pobreza fue de 49.5 millones con Calderón, 55.3 con Peña Nieto y es de 55.7 con López Obrador. En 2018 la población en pobreza extrema representó el 7% de la población, en 2020 el 8.5%.
En cuanto al decrecimiento económico es injusto adjudicarle a López Obrador toda la caída de 8.5% del PIB en 2020, sin considerar la pandemia del COVID, que fue un factor que también frenó el crecimiento de la economía de EUA, aunque en una menor medida que la mexicana; pero no hay justificación para el aumento de la violencia, de los asesinatos dolosos y el incremento de la percepción de la corrupción durante el actual gobierno. Tampoco de una inflación en la primera mitad de noviembre del 7% anualizado, la más alta en los últimos 20 años, y el decrecimiento del PIB en el 3er trimestre del 2021, que nos llevó a una estanflación, que ojalá sea transitoria.
Hay decisiones del actual gobierno, como el regreso al monopolio de la electricidad y del petróleo, y un decreto que reduce la transparencia en las obras públicas, que generan incertidumbre entre los inversionistas, incentivan la salida de capitales e inhiben su llegada, lo que reduce la inversión nacional y extranjera, precursoras del crecimiento y el empleo.
Hay margen para salir adelante en los últimos tres años del presidente López Obrador, si reconoce sus errores y rectifica el camino. Si continúa por el mismo camino tendrá los mismos resultados que en sus primeros tres años.