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¿Ahorro?

Si de algo ha presumido López Obrador es de austeridad, que el Diccionario de la Real Academia Española define como cualidad de austero, y austero como sin excesos, en este caso en los gastos, austeridad que, entendida como ahorro, y recurriendo a las cifras oficiales, proporcionadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, no se ve por ningún lado. Al contrario: no solo ha habido más gasto, sino despilfarro.

Según el Presupuesto de Egresos de la Federación, en 2019, primer año de la 4T, el gasto del sector público federal fue de 5.8 millones de millones de pesos. Para 2024, último año de la 4T, según el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, dicho gasto será de 9.1 millones de millones de pesos, un incremento de 3.3 millones, equivalente al 57 por ciento. Austeridad, ¿entendida como ahorro? Ahorro, ¿entendido como menor gasto? Las cifras lo desmienten.

¿Qué es lo contrario de ahorrar? Por lo general la respuesta es gastar, respuesta equivocada. Lo contrario de ahorrar es pedir prestado: a quien le sobra ahorra, a quien le falta pide prestado. ¿Qué es lo contrario de le sobra? Le falta. ¿Qué es lo contrario de ahorrar? Pedir prestado.

En 2019, al inicio de la 4T, la deuda neta total del sector público federal fue de 11.0 millones de millones de pesos. Para 2024, al final de la 4T, dicha deuda sumará 16.9 millones de millones, un aumento de 5.6 millones de millones, que equivale al 51 por ciento. Ahorro, ¿entendido como no pedir prestado? Austeridad, ¿entendida como ahorro? La lógica y las cifras no mienten.

El ahorro del gobierno debe traducirse en menos gasto y, en consecuencia, en menos impuestos y menor recaudación, y más ingreso disponible y mayor bienestar para los agentes económicos. Lo dice la lógica.

En 2019, empezando la 4T, la recaudación de impuestos sumó 3.3 millones de millones de pesos. Para 2024, terminando la 4T, sumará 4.9 millones de millones, un incremento de 1.6 millones de millones, equivalente al 48 por ciento. Las cifras no mienten.

El ahorro del gobierno debe traducirse en menos gasto, en cero deuda, en menos recaudación. Según los datos oficiales no ha habido ahorro, al contrario: ha habido más gasto, más deuda y más recaudación.

Lo que López Obrador llama “ahorro”, consecuencia de la “austeridad”, que en algunas ocasiones ha llamado “pobreza franciscana”, ha sido reasignación de gasto, desde X, lo que menos le importa, hasta Y, lo que más le importa, pudiendo distinguirse tres campos: sus programas sociales, con un claro sentido electorero; sus proyectos empresariales, comenzando por el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, pasando por la refinería de Dos Bocas, hasta llegar al Tren Maya, de los que se pone en duda su rentabilidad; sus intentos de debilitar al Poder Legislativo, recortándole presupuesto, lo cual manifiesta su pulsión monocrática, más todo lo que hemos visto desde 2019, destacando la desaparición de fideicomisos.

Para terminar, ¿debe ahorrar el gobierno, no gastar una parte de los impuestos que recauda (al final de cuentas todo el gasto del gobierno termina financiándose con impuestos)? No, el gobierno debe gastar, con honestidad y eficacia, todo lo que recauda (lo cual no quiere decir que no deba de tener fondos disponibles para enfrentar contingencias).

E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx

Twitter: @ArturoDammArnal

Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .