Con el dinero pueden hacerse varias cosas.
En primer lugar gastarlo en la compra de los bienes y servicios que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades. En segundo lugar atesorarlo, guardándolo en una caja fuerte o debajo del colchón. En tercer lugar regalarlo, donando a alguna causa que consideramos que vale la pena, o comprando obsequios para quienes apreciamos.
Además podemos multiplicarlo, para lo cual hay que invertirlo, siendo inversión cualquier acción que tenga como fin esa multiplicación, misma que puede ser financiera o directa. Por la inversión financiera se presta dinero a cambio del pago de intereses, mismos que hacen posible su multiplicación. Por la inversión directa se producen, ofrecen y venden bienes y servicios con la intención de obtener una ganancia, resultado de la multiplicación del dinero así invertido.
Otra manera de multiplicarlo es especulando, por ejemplo con acciones, que se compran a precio X con la intención de venderlas a X + G, siendo G la ganancia, consecuencia de la multiplicación del dinero así especulado.
La diferencia entre inversión y especulación es el grado de certeza, mayor en las inversiones financieras: el prestamista sabe a qué tasa presta y, por lo tanto, por cuánto se multiplicará su dinero; menor en las directas: el empresario sabe qué ganancia quiere obtener, pero no sabe si la obtendrá; y todavía menor en la especulación: quien especula con acciones no sabe, a ciencia cierta, que pasará con el precio de las mismas, mucho menos a corto y mediano plazo (a largo plazo aumentará).
Una manera de especular, con la intención de multiplicar el dinero, es con la compra – venta de criptomonedas, en concreto Bitcoin que, en esta etapa de su evolución, más que dinero, que medio de intercambio (¿cuándo fue la última vez que le pagaron, o pagó, con Bitcoin?), es un activo especulativo (a propósito lo llamo especulativo y no financiero), cuyo precio tiene alzas y bajas, sin las cuales la especulación es imposible.
Las alzas se dan cuando la demanda es mayor que la oferta, lo que sucede cuando la expectativa es que el precio seguirá subiendo, por lo que conviene comprar (demandar) antes de que suba más, y las bajas tienen lugar cuando la oferta es mayor que su demanda, lo que sucede cuando la expectativa es que el precio seguirá bajando, por lo que conviene vender (ofrecer) antes de que baje más.
Entre el 8 y el 15 de junio el precio del Bitcoin pasó de 30,201.6 dólares a 21,382.4, una baja de 8,819.2 dólares, que equivale al 29.2 por ciento, en una semana.
Entre el 15 de mayo y el 15 de junio el precio del Bitcoin pasó de 31,308.7 dólares a 21,382.4, una caída de 9,926.3 dólares, equivalente al 31.7 por ciento, en un mes.
Entre el 1 de enero y el 15 de mayo el precio del Bitcoin pasó de 47,738.0 dólares a 21,382.4, una baja de 26,355.6 dólares, equivalente al 55.2 por ciento, en lo que va del año.
Entre el 1 de octubre de 2021, día en el que se alcanzó el máximo histórico, y ayer 15 de junio, el precio del Bitcoin pasó de 61,275.6 dólares a 21,382.4, una caída de 39,893.2 dólares, que equivale al 65.1 por ciento.
Bitcoin está en la fase bajista del ciclo especulativo.
Para terminar recordar que, tratándose de activos especulativos, hay que comprar a precios bajos, en comparación con los del pasado inmediato, como los de Bitcoin estos días.
E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx Twitter: @ArturoDammArnal