El fin de la economía es el bienestar de las personas, que depende, en buena medida, de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponen para la satisfacción de sus necesidades, la mayoría de los cuales, antes de poder consumirlos, hay que producirlos y comprarlos, producción que depende de las inversiones directas, consumo que depende de las compras y, como veremos más adelante, también de las inversiones directas. ¿Cómo andamos en estas materias? Mal y empeorando.
Una buena manera de medir el comportamiento de las inversiones directas, que se destinan a producir bienes y servicios, a crear empleos (para producir alguien debe trabajar), y a generar ingresos (a quien trabaja se le paga por hacerlo), es por medio del comportamiento de la inversión fija bruta, IFB, en instalaciones, maquinaria y equipo, que proporcionan la infraestructura física para poder llevar a cabo las producción de satisfactores.
En julio, en términos anuales (comparando con el mismo mes del año anterior), la IFB (según el Indicador Mensual de la Formación Bruta de Capital Fijo, del INEGI), creció 5.2%, en agosto 1.5%, y en septiembre decreció 2.3%. En septiembre del año pasado creció 23.7%. Entre enero y septiembre de 2023 el crecimiento promedio mensual de la IFB fue 15.95%. Entre enero y septiembre pasados fue 5.71%, una caída de 10.24 puntos porcentuales, el 64.20%. De mal (menor crecimiento), en peor (decrecimiento).
Una buena manera de medir el consumo de las familias (que consiste en disponer del satisfactor para satisfacer la necesidad: comer el pan para satisfacer el hambre y beber el vino para satisfacer la sed), es por medio de la compra de bienes y servicios, CBS (en la mayoría de los casos antes de poder consumir algo hay que comprarlo, como es el caso del pan y el vino).
En julio, en términos anuales (según el Indicador Mensual del Consumo Privado, también del INEGI), la CBS creció 3.4%, en agosto 2.8 y en septiembre 1.7%. En septiembre del año pasado creció 5.4%. Entre enero y septiembre de 2023 el crecimiento promedio mensual de la CBS fue 4.18%. Entre enero y septiembre pasados fue 3.62%, una baja de 0.56 puntos porcentuales, el 13.40%. De mal en mal (menor crecimiento).
Antes de consumir (salvo en el caso del aire que respiramos, o del agua que nos quita la sed y nos lava, o de la luz solar que nos alumbra y calienta, o del viento que hincha las velas de los barcos y mueve las aspas de los molinos), hay que producir los satisfactores, lo que depende de las inversiones directas. Antes de consumir (salvo en los casos señalados), hay que comprar los satisfactores, para lo cual hay que pagar un precio, para lo cual hay que generar ingreso, para lo cual hay que tener trabajo, lo que depende de las inversiones directas. No hay manera de obviar la importancia de tales inversiones.
Va de nueva cuenta la secuencia lógica: Estado de derecho = confianza empresarial = inversiones directas = producción de bienes y servicios, y creación de empleos, y generación de ingresos = mayor bienestar. Todo empieza por el Estado de Derecho (que en México es de chueco y enchuecándose cada vez más), y termina en el bienestar (que en México deja mucho que desear), que es el fin de la economía (que estamos lejos de conseguir).
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