El 26 de julio el INEGI, presentó los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022, a partir de cuyos datos el CONEVAL elaboró la Medición de la Pobreza 2022, reporte que dio a conocer el 10 de agosto. Ambos documentos se elaboran cada dos años, por lo que ya sabemos que pasó con la pobreza en 2018, antes de que iniciara la 4T; en 2020, el año del COVID; en 2022, con la 4T todavía en marcha y con muchos (que no todos), de los efectos del COVID superados.
Antes de iniciar el análisis de los datos, dos definiciones. Se encuentra en situación de pobreza moderada quien no es capaz de generar un ingreso que le permita comprar la canasta básica alimentaria y no alimentaria. Se halla en estado de pobreza extrema quien no es capaza de generar un ingreso que le permita comprar la canasta básica alimentaria.
En 2018 el 41.9 por ciento de la población se encontró en situación de pobreza: el 34.9 en situación de pobreza moderada y el 7.0 en situación de pobreza extrema. En 2020 se halló en estado de pobreza el 43.9 por ciento de la población (más que en 2018): el 35.4 en estado de pobreza moderada (más que en 2018), y el 8.5 en estado de pobreza extrema (más que en 2018). En 2022 el 36.3 por ciento de la población se encontró en condición de pobreza (menos que en 2020 y que en 2018); el 29.3 en condición de pobreza moderada (menos que en 2020 y que en 2018), y el 7.1 en condición de pobreza extrema (menos que en 2020, más que en 2018).
El CONEVAL lleva cabo una medición multimodal de la pobreza, que incluye, además de los ingresos, que son el producto del trabajo de la gente, seis grupos de carencias sociales (que en realidad son individuales, en el caso de quien vive solo, o familiares, en el de quienes viven acompañados), que son: rezago educativo; carencias por acceso a servicios de salud; carencias por acceso a la seguridad social; carencias por calidad y espacio de vivienda; carencias por acceso a servicios básicos en la vivienda (luz, gas, agua); carencias por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, acceso a todos estos satisfactores, desde alimentos, pasando por atención médica y medicinas, hasta educación, que debe ser el resultado de la generación personal de ingreso, no de la redistribución gubernamental del mismo por medio de las políticas sociales del gobierno.
De estas carencias la educación (Art. 3), la salud (Art. 4), la vivienda (Art. 4), el agua y el saneamiento (Art. 4), la alimentación (Art. 4), y el ambiente sano (Art. 4), son considerados derechos (hay que ver si realmente lo son, porque no hay que confundir necesidades con derechos, y no es verdad, como creen algunos, que allí donde hay una necesidad surge un derecho, tema que trataré más adelante en esta serie), por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En 2018, 2020 y 2022, este fue el porcentaje de personas que enfrentaron estas carencias. Rezago educativo: 19.0, 19.2 y 19.4. Carencias por acceso a los servicios de salud: 16.2, 28.2 y 39.1. Carencias por acceso a la seguridad social: 53.5, 52.0 y 50.2. Carencias por calidad y espacio de vivienda: 11.0, 9.3 y 9.1. Carencias por acceso a servicios básicos en la vivienda: 19.6, 17.9 y 17.8. Carencias por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad: 22.2, 22.5 y 18.2.
Más allá de las mejoras, donde las hubo, sigue habiendo mucha pobreza en México.