El PIB es el Producto Interno Bruto, que es la producción de bienes y servicios para el consumo final, que se realiza en el país, con la que se mide el crecimiento de la economía, relacionada con la creación de empleos (para producir alguien debe trabajar), y la generación de ingresos (a quien trabaja se le paga), empleos e ingresos de los que depende, en buena medida, el bienestar de las personas, sobre todo si debe depender, no de la redistribución gubernamental del ingreso, sino de la generación personal del mismo que, dicho sea de paso, es lo que va con la dignidad de la persona: vivir gracias al trabajo propio.
Dado que el problema económico de fondo es la escasez (no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis), es que conviene que la producción de bienes y servicios sea la mayor posible o, dicho de otra manera, que el crecimiento de la economía sea el mayor posible, porque la mayor producción y oferta de bienes y servicios es una condición que debe cumplirse para minimizar la escasez.
Ya tenemos, del INEGI, la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto, para el primer trimestre de 2023 (la cifra definitiva la conoceremos el 26 de mayo). Estos son los principales resultados.
En términos trimestrales, comparando cada trimestre con el trimestre anterior, durante el primer trimestre del año el PIB creció 1.1 por ciento. Un año antes, a lo largo del primer trimestre de 2022, creció 1.2 por ciento. Un trimestre antes, durante el cuarto de 2022, creció 0.5 por ciento.
En términos anuales, comparando cada trimestre con el mismo trimestre del año anterior, durante el primer trimestre del año el PIB creció 3.8 por ciento. Un año antes, a lo largo del primer trimestre de 2022, creció 1.9 por ciento. Un trimestre antes, durante el cuarto de 2022, creció 3.7 por ciento.
De las cuatro comparaciones realizadas (dos en términos trimestrales y dos en términos anuales, en ambos casos comparando el primer trimestre de 2023 con el primero y el último de 2022), en tres el crecimiento del primer trimestre fue mayor (comparando, en términos anuales, con el primero y el cuarto de 2022, y en términos trimestrales con el cuarto de 2022), y en una ligeramente menor (comparando, en términos trimestrales, con el primero de 2022).
Lo que más llama la atención es, en la medición trimestral, el repunte en el crecimiento, desde el 0.5 por ciento, del último trimestre de 2022, hasta el 1.1 por ciento, del primero de 2023, repunte de 0.6 puntos porcentuales, equivalente al 120 por ciento, siendo este repunte y este crecimiento lo más sobresaliente de la información proporcionada.
Para darnos cuenta de lo que significa que la economía haya crecido, en términos trimestrales, 1.1 por ciento entre enero y marzo pasados, tengamos en cuenta que el crecimiento promedio trimestral en 2021 y 2022, después de la recesión y el efecto rebote de 2020, fue 0.61 por ciento. El resultado del primer trimestre está muy por arriba de este promedio. Sin embargo, ese resultado (1.1 por ciento), no es algo excepcional. Entre 2021 y 2022 en dos trimestres, el último de 2021 y el primero de 2022, el crecimiento fue mayor, 1.2, y en uno, el segundo del 2022, resultó igual, 1.1.
¿Buen resultado el del crecimiento trimestral del PIB? Sí. ¿Excepcional? No. ¿El reto? Mantenerlo.
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