El rey monetario (el oro) está de fiesta, pero el banquete apenas comienza. El motor fundamental y lo que “condena” al metal precioso desde 1971 a subir siempre como tendencia de largo plazo es la expansión continua e interminable de la deuda y su consecuente “impresión” ilimitada de dinero fíat (de papel, sin respaldo más allá de la deuda).
Pero factores mucho más recientes como la pandemia de covid-19 y los históricos estímulos de inyección monetaria y tasas de interés en cero por ciento catapultaron al oro, primero a máximos históricos por encima de los 2,200 dólares la onza.
Hoy, tras una corrección (baja temporal) que concluyó el año pasado, se enfila de nuevo hacia la barrera de los 2,000 dólares. La búsqueda de activos refugio en medio de mares financieros turbulentos, alta inflación y la amenaza de una recesión económica marcan la pauta.
O sea que además de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) estadounidense ahora cobran protagonismo los temores de que la Unión Americana alcance este mismo mes su “techo de endeudamiento”, como abundaremos más adelante. No sería la primera vez que esto sucede, y de antemano sabemos que ese límite se terminará elevando. Sin embargo, el simple hecho de que ese nivel histórico se alcance mete presión adicional a los mercados.
En ese contexto, para los metales preciosos monetarios (oro y plata) el inicio del año 2023 ha sido muy positivo.
Quizás el catalizador principal haya sido, como le digo, la noticia de que la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, envió una carta al Congreso de su país advirtiendo a los legisladores que el gobierno podría alcanzar el límite de deuda tan pronto como el 19 de enero.
Sí, los temores de que la mayor economía del mundo incumpla sus obligaciones de deuda han aumentado recientemente. Algunos políticos republicanos ya han dicho que cualquier incremento a ese límite debe ir acompañado de profundos recortes al gasto.
Colegas analistas comentan que sabían que la cuestión de la deuda iba a ser un problema en 2023, pero no esperaban que cobrara protagonismo tan pronto, y opinan que la reacción a corto plazo alrededor del oro está justificada, teniendo en cuenta toda la incertidumbre que se vive actualmente.
En este sentido, concuerdan en que ahora mismo hay mucho impulso en el mercado y que los 2,000 dólares son un objetivo cercano. La cuestión, claro, es cuándo llegará.
Desde luego que la política monetaria de la Fed (que no es otra cosa que el alza de sus tasas de interés y el retiro de dólares de la circulación global) sigue siendo el motor fundamental del oro, más allá de la volatilidad que veamos a corto plazo.
A decir de Kevin Grady, presidente de Phoenix Futures and Options, los inversores están viendo un cambio fundamental en los mercados financieros, apoyando los precios del oro, incluso si el impulso del mercado parece técnicamente sobredimensionado.
También señala que el mercado de bonos está avisando que las tasas de interés serán más bajas de lo que dice la Fed, y eso es alcista para el metal áureo.
¿Llegará a los 3,000 dólares?
Nouriel Roubini, profesor emérito de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, cree que el precio del oro alcanzará los 3,000 dólares la onza en 2028; esto, porque los inversores se abalanzarán sobre este activo refugio debido a las amenazas a la economía mundial que surgirán.
Según su análisis, en los próximos años el oro podría tener tasas de rentabilidad de hasta dos dígitos, en torno del 10 por ciento anual en el siguiente lustro. Y estamos de acuerdo.
Asimismo, el experto multimillonario “rey de los bonos” Jeffrey Gundlach dice que se volvió alcista en oro cuando los precios superaron los 1,800 dólares la onza, por lo que es un momento razonablemente bueno para comprarlo y poseerlo.
No podemos dejar de lado que los bancos centrales siguen acaparando oro, lo cual es un elemento importante que impulsa los precios al alza. En diciembre de 2022, el Banco Popular de China compró 30 toneladas, luego de que en noviembre adquiriera 32 toneladas.
¿Y los 4,000 dólares? ¿Impensables?
Algunos analistas más atrevidos pronostican un precio de hasta 4,000 dólares la onza de oro. Entre ellos cuente a Juerg Kiener, director gerente y jefe de inversiones de Swiss Asia Capital, quien cree que en algún momento del próximo año el metal precioso podría ubicarse entre 2,500 y 4,000 dólares. Poco probable, pero concordamos con que el impulso alcista promete nuevos máximos históricos.
Muchas economías podrían enfrentarse a una recesión en el primer trimestre –explica Kiener–, lo que llevaría a muchos bancos centrales a ralentizar su ritmo de subidas de los tipos de interés y haría al oro instantáneamente más atractivo.
Su perspectiva es que hay una probabilidad de que el oro registrará un movimiento importante, que no será del 10 o 20 por ciento, sino que realmente hará nuevos máximos. Y sí, de eso hay pocas dudas. Para allá vamos.