Si tuviera que elegir, entra las muchas variables que reporta el INEGI, una sola para responder la pregunta ¿cómo va la economía?, esa sería la Inversión Fija Bruta, IFB, que se realiza en instalaciones, maquinaria y equipo, y que es parte primordial de la Inversión Directa, ID, la variable más importante de todas, dado todo lo que de ella depende.
La ID se destina a la producción de bienes y servicios, con los que satisfacemos nuestras necesidades, y con la cual se mide el crecimiento de la economía; a la creación de empleos, puesto que para producir alguien tiene que trabajar; a la generación de ingresos, puesto que a quien trabaja se le paga por hacerlo; empleos e ingresos de los cuales depende, en buena medida, el bienestar de las personas, que resulta de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponen para satisfacer sus necesidades, la mayoría de los cuales hay que comprar, para lo cual hay que pagar un precio, para lo cual hay que generar ingreso, para lo cual hay que tener empleo. Todo esto, desde el crecimiento de la economía hasta el bienestar de las personas, depende de la ID, razón por la cual, si tuviera que elegir solo una variable para responder la pregunta ¿cómo va la economía?, sería la ID.
En México no tenemos un indicador de la ID tal cual, pero la IFB es una buena aproximación porque se trata de la inversión en instalaciones, maquinaria y equipo, que proporciona la infraestructura física (equipo, maquinaria e instalaciones), para poder llevar a cabo la producción de bienes y servicios. ¿Cómo vamos en materia de IFB y, por lo tanto, de ID?
En términos mensuales, comparando cada mes con el mes anterior, en julio la IFB decreció 1.4 por ciento: menos 1.7 construcción, más 0.1 la residencial, menos 3.2 la no residencial; menos 0.4 maquinaria y equipo, más 1.7 lo nacional, menos 1.4 lo importado. Con este resultado el nivel de IFB en julio pasado fue similar al que se tuvo en mayo de 2011, lo cual significa un retroceso de once años y dos meses, y fue 13.58 por ciento menor que el máximo histórico de julio del 2018.
Si por recuperación entendemos (una entre otras posibilidades), recuperar los máximos históricos logrados antes de la recesión, para a partir de entonces retomar el paso perdido, falta mucho para la recuperación de la IFB, y por lo tanto de la ID, con todo lo que ello significa en términos de producción, empleos, ingresos y bienestar. Es por ello que los resudados de la IFB en julio son preocupantes, preocupación que aumenta a la hora de revisar la confianza empresarial para invertir directamente en México, que suma ya cuatro meses consecutivos a la baja.
El Indicador de Confianza Empresarial del INEGI, en escala de cero (total desconfianza) a cien (confianza total), se ubicó en septiembre en 29.6 unidades, habiendo pasado de 36.5 en mayo (el máximo anual), a 35.1 en junio, a 33.5 en julio, a 30.4 en agosto, a 29.6 en septiembre (el mínimo anual). Y se trata de la confianza de los empresarios de la manufactura, el comercio, la construcción y los servicios no financieros para invertir directamente en México, es decir, para producir bienes y servicios, crear empleos, generar ingresos y mejorar el bienestar de las personas.
Mal la confianza empresarial. Mal las inversiones directas.
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