Se cree que las expectativas de inflación al alza son causa del repunte inflacionario, de tal manera que, si se anclan, se elimina esa causa.
Si el oferente de X tiene la expectativa de que la inflación será del 10 por ciento, adelantándose, aumentará sus precios 10 por ciento, lo cual, si el resto de los oferentes actúan de la misma manera, contribuye a que la inflación sea del 10 por ciento. ¿Conclusión? Las expectativas de inflación al alza son causa de su repunte, razón por la cual hay que anclarlas.
Anclar las expectativas de inflación, ¿qué quiere decir? Que los agentes económicos crean que se logrará la meta de inflación establecida por las autoridades monetarias, lo cual los llevará, al menos en teoría, a no aumentar sus precios por arriba de esa meta, contribuyendo a que se logre la misma.
Si la meta de inflación es 3 por ciento (esa es en México), y los oferentes de bienes y servicios creen que se logrará, entonces, adelantándose, aumentarán sus precios solamente 3 por ciento, contribuyendo a que la inflación sea 3 por ciento. ¿Conclusión? Anclar las expectativas de inflación en torno a la meta de inflación ayuda a que la misma se consiga.
¿Las expectativas de inflación al alza pueden ser causa del repunte inflacionario? No, las expectativas de inflación al alza, por si solas, sin un aumento en la cantidad de dinero que se intercambia en la economía, que se usa para demandar bienes y servicios, no generan inflación.
Supongamos tres agentes económicos: A que ofrece X al precio de 10, B que ofrece Y al precio de 20, C que ofrece Z al precio de 30. El precio promedio, que uso en lugar del índice de precios, es 20 pesos, recordando que la inflación se define como el alza en el índice de precios. Supongamos que la cantidad de dinero que se intercambia es de 60 pesos, la necesaria para comprar X a 10, Y a 20, Z a 30.
Supongamos que A, B y C tienen la expectativa de que la inflación será 10 por ciento, por lo que cada uno aumenta su precio en ese porcentaje, de tal manera que ahora los precios son: A 11, B 22 y C 33 pesos. El precio promedio será 22 y la inflación, que es el alza en el índice de precios, que en este caso es el precio promedio, será 10 por ciento. ¿Será? No si la cantidad de dinero que se intercambia, que se usa para demandar X, Y y Z, se mantiene constante en 60 pesos, insuficientes para comprar A a 11 pesos, B a 22 y C a 33. Para ello se necesitan 66 pesos, no 60.
Leemos, en el último Anuncio de Política Monetaria del Banco de México, en el cual se anunció el aumento de la Tasa de Interés Interbancaria, la herramienta del banco central para tratar de mantener la inflación en la meta del 3 por ciento, que “las expectativas (de inflación) correspondientes para 2022 volvieron a incrementarse, al tiempo que las de 2023 y de mediano plazo aumentaron en menor medida”, lo cual, si fuera verdad que las expectativas de inflación al alza son causa de repuntes inflacionarios, representaría un problema para las autoridades monetarias. Afortunadamente, aunque por lo general se crea lo contrario, no lo son. Las expectativas de inflación al alza, por si solas, no generan inflación, que siempre es el resultado de un exceso en la cantidad de dinero que se intercambia, responsabilidad, en buena medida, del banco central, exceso que las autoridades monetarias nunca mencionan cuando analizan el repunte en la inflación. ¿Por qué será?
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