Del dinero lo que importa, ya sea granos de cacao, monedas de plata o criptomonedas, es su poder adquisitivo, la cantidad de los mismos bienes y servicios que pueda comprarse, con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo. Hay tres posibilidades: que se preserve, que se pierda, que aumente.
Que se preserve quiere decir que, con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, se compra la misma cantidad de los mismos bienes y servicios.
Que se pierda quiere decir que, al paso del tiempo, con la misma cantidad de dinero, puede comprase una menor cantidad de los mismos bienes y servicios. En una palabra: inflación.
Que aumente quiere decir que, con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, se compra una mayor cantidad de los mismos bienes y servicios. En una palabra: deflación.
El problema económico de fondo es la escasez, el hecho de que no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis, siendo ésta la consecuencia más grave de la escasez: debe pagarse un precio por lo que se necesita.
Una de las condiciones que debe cumplirse para reducir la escasez, sabiendo que nunca la eliminares, porque nunca viviremos en un mundo en el cual todo alcance para todos, en las cantidades que cada uno quiera, ¡y mucho menos gratis!, es que aumente el poder adquisitivo del dinero, que al paso del tiempo, con la misma cantidad, se pueda comprar una mayor cantidad de los mismos bienes servicios, reduciéndose la escasez.
De las tres opciones relacionadas con el poder adquisitivo del dinero la mejor es la deflación y la peor la inflación. Si pudiéramos elegir una, ¿cuál sería? Nuestro nivel de bienestar depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios a nuestra disposición, la mayoría de los cuales hay que comprar, por lo que conviene que, al paso del tiempo, con la misma cantidad de dinero, podamos comprar una mayor cantidad de satisfactores, lo que reduce la escasez y, por lo tanto, aumenta el bienestar.
De las tres opciones con relación al poder adquisitivo del dinero la mejor es la deflación y la peor la inflación, misma que en México, más allá del reciente repunte, por el cual pasó de 2.15 por ciento en abril de 2020 y 8.15 en julio, ha sido una constante. En lo que va del siglo XXI, entre enero de 2001 y julio de 2022, en México se acumuló una inflación del 154.51 por ciento y, desde que se lleva el actual registro, a partir de diciembre de 1969, la inflación acumulada es de 1,015,515.39 por ciento, lo cual da como resultado una inflación promedio anual del 17.64 por ciento.
Lo peor del caso no es que haya inflación, sino que el Banco de México tenga una meta de inflación, que es del tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, por lo que menor inflación aceptable es dos y la máxima cuatro. La inflación en julio fue 8.15 por ciento, 171.67 por ciento mayor que la meta puntual, el tres por ciento, y 103.75 por ciento mayor que la mayor aceptable, el cuatro por ciento.
Que el Banco de México tenga metas de inflación quiere decir que está a favor de la pérdida del poder adquisitivo del dinero, a favor de la peor de las tres opciones con relación al mismo. Mientras el Banco de México tenga metas de inflación, esta seguirá estando presente, no necesariamente a los niveles actuales, pero presente.
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