A medida que la economía mundial ha venido dando muestra de recuperación tras la crisis que provocaron los gobiernos – no la pandemia- al declarar confinamientos y cese forzoso de actividades, la inflación en casi todo el mundo no ha dejado de presionarse al alza. La razón fundamental ha sido pues una demanda que volvió y cadenas de suministro hechas pedazos.
Agregue a esto “estímulos” históricos de inyección monetaria y depresión de tasas de interés, y tiene un extraordinario caldo de cultivo inflacionario. Y es que se puede crear todo el dinero fíat que se quiera, pero los bienes y servicios que satisfacen al público tienen que ser producidos, no pueden ser creados de la nada.
En este sentido, tenemos una conjunción de aumento de precios de los alimentos, combustibles y hasta de los costos de envío sumados a escasez de contenedores. Pero todo esto amenaza con ponerse peor antes que mejorar gracias a precios del petróleo que podrían llegar a nuevos máximos históricos.
Recordemos que en octubre pasado, el presidente ruso Vladimir Putin dijo a pregunta expresa en entrevista que era “muy posible” que el barril alcanzara los 100 dólares, pero podría quedarse corto.
Doug King, presidente de RCMA Group y director de inversiones del fondo de cobertura ‘Merchant Commodity Fund’ cree que los precios del petróleo se dirigen a la marca de 100 o hasta 200 dólares por barril en los próximos cinco años por falta de exploración e inversión para mantener los suministros existentes.
Si bien el barril de crudo subió más del 50 por ciento en 2021, en lo que va de este año el precio lleva un aumentó de más del 10 por ciento. De acuerdo con Doug King, esta fase alcista es solo el inicio, y estamos de acuerdo.
“Creemos en una inflación estructural de las materias primas del lado de la oferta que la mayoría no habrá visto jamás, la más alta desde la década de 1970”, dijo en entrevista con Bloomberg.
El cártel de la OPEP y sus socios están aumentando gradualmente la producción de crudo después de realizar recortes sin precedentes de casi 10 millones de barriles por día en 2020 cuando golpeó la pandemia. Si bien se supone que el grupo debe aportar 400 mil barriles adicionales por día cada mes para reequilibrar el mercado, muchos de sus miembros tienen dificultades – o poco interés- para cumplir con sus cuotas.
“En la práctica, llega mucho menos petróleo al mercado. Sus miembros simplemente no pueden volver a los niveles de producción anteriores a la Covid y todo esto se debe a la falta de inversión”, advierte King.
Además, las presiones para la transición energética hacia fuentes “limpias” no ha hecho sino desalentar todavía más la inversión en el sector.
Por si fuera poco, la “tormenta perfecta” de inflación amenaza con tomar aún más fuerza tras un nuevo severo “shock” en las cadenas de suministro global que apenas comenzaban a normalizarse. La propagación de la variante Ómicron en algunos puertos de China ha comenzado a afectar dichas cadenas de suministro regionales ante la dura política de Beijing de “cero COVID”.
Como resultado, hay un muy lento movimiento de mercancías a través de algunos de los puertos más concurridos e importantes de ese país. Los barcos ahora se están desviando a Shanghái, provocando retrasos en cadena en el puerto de contenedores más grande del mundo. Hay que recordar que el año pasado estos cuellos de botella provocaron una fila enorme de barcos esperando frente a la costa de California, un atasco que continúa hasta hoy.
Frederic Neumann, codirector de investigación económica asiática en HSBC, advirtió la semana pasada que el mundo podría enfrentar la “madre de todos los shocks en la cadena de suministro” este año derivado de los nuevos cierres de puertos en China.
La preocupación alcanzó ya incluso al presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, quien dijo a legisladores que si China se aferra a una política de “cero COVID”, Ómicron puede perturbar las cadenas de suministro, y en consecuencia, la inflación.
En este contexto, ¿se aferrará la Fed a su plan de subir sus tasas de interés hasta cuatro veces este año? ¿Comenzará a reducir su hoja de balance retirando sus históricos estímulos monetarios? Mejor abrochen sus cinturones y preparen sus carteras de inversión para el peor escenario, porque cualquier camino que tome la Fed conduce: 1) a una nueva recesión global, o 2) al temido estancamiento con inflación, la famosa “estanflación”.