Mes tras mes el INEGI publica el Indicador de Confianza Empresarial, ICE, que mide cómo anda la confianza de los empresarios del sector manufacturero, de la construcción y del comercial, entre otras cosas, para invertir directamente en México, inversiones directas de las que depende la producción de bienes y servicios, con la que se mide el crecimiento de la economía, la creación de empleos y la generación de ingresos, de los que depende el bienestar.
Como todo índice el ICE va de cero a cien. Si se ubica en cero hay total desconfianza. Si se ubica en cien hay confianza total. Entre cero y cincuenta ha desconfianza. Entre cincuenta y cien hay confianza.
Si hubiera total desconfianza el monto de nuevas inversiones directas sería, en una escala de cero a cien, cero. Si hubiera confianza total sería, en la misma escala, cien, con el efecto positivo que ello tendría sobre la producción de bienes y servicios, la creación de empleos (para producir alguien tiene que trabajar), la generación de ingresos (a quien trabaja se le paga por hacerlo), y el bienestar de las personas, que depende del empleo y el ingreso. Hay una clara relación entre la confianza de los empresarios para invertir directamente y el bienestar de las personas, que debe ser la principal variable para calificar el desempeño de una economía.
Con relación a la confianza de los empresarios para invertir directamente en México, en septiembre pasado el ICE se ubicó en 31.1 unidades, desconfianza. Comparando: en septiembre de 2018, antes del inicio de la 4T, se ubicó en 39.2 unidades, desconfianza; en septiembre de 2019, ya con el Efecto 4T en marcha, se ubicó en 34.2 unidades, mayor desconfianza; en septiembre del año pasado, con la combinación del Efecto 4T más el Efecto Covid, se ubicó en 20.5 unidades (en mayo, en pleno cierre de la economía, fue de 10.8 unidades, enorme desconfianza), mayor desconfianza.
En la medida en la que Efecto Covid ha ido cediendo, y las actividades económicas han regresado a la normalidad, la desconfianza empresarial ha ido bajando: empezamos el año, en enero, con el ICE para realizar inversiones directas en 22.0 unidades y en septiembre se ubicó en 31.1, todavía lejos de la zona de confianza, pero acercándose, lo cual apunta en la dirección correcta, sin que haya algo que asegure que sigamos avanzando en esa dirección. Al contrario, probablemente retrocedemos hacia mayores niveles de desconfianza. ¿La causa? La contrarreforma eléctrica de AMLO.
El lunes 1 de noviembre conoceremos el ICE de octubre y el martes 2 lo estaré comentado en estos Pesos y Contrapesos, apostando doble contra sencillo a que el ICE para realizar inversiones directas retrocederá hacia una mayor desconfianza, efecto de la contrarreforma eléctrica que se anunció en octubre.
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