En dos años y medio de gobierno, MORENA no logró una transformación económica hacia un modelo nuevo, diferente, sino un retroceso al PRI de los años 70 del siglo pasado. En la política no hubo una transformación, sino un regreso a las mismas tranzas, desviación de millones del presupuesto, violación de las leyes electorales y compra de votos, igual o peor que el PRI del siglo pasado.
La esperanza de millones de mexicanos de que MORENA acabaría con la corrupción se terminó en este proceso electoral.
En 2018, MORENA logró el 53% de los votos, en 2021 a pesar de utilizar toda la fuerza y recursos del Estado para conseguir votos, bajó alrededor del 40%. Su mayor votación fue en el campo, con las mismas estrategias de compra de votos del PRI del siglo pasado.
El costo de cada voto obtenido por MORENA en 2021, lo considero 10 veces mayor al de 2018. Difícil conocer la cantidad exacta desviada del presupuesto federal y de las tesorerías estatales, donde los gobernadores son de MORENA, a las recientes elecciones.
Engañaron a los electores, amenazaron con quitarles los apoyos a los que no votaran por MORENA, visitas de casa en casa ofreciendo dádivas a cambio del voto. Pedían copia de la credencial de elector para intimidar a la gente humilde, de que le quitarían todos los apoyos si no votaban por MORENA. Les dieron cheques por el triple de ayuda un mes antes de las elecciones, las que dejaron claro la falta de ética y honestidad de los dirigentes de MORENA en materia electoral.
El poder a toda costa: engaños, corrupción, reparto de dinero, intimidación y mentiras, la constante de un partido que fue la esperanza de millones de mexicanos, pero que, en su ansia de perpetuarse en el poder, violó leyes electorales y compró descaradamente votos, no igual sino peor de como lo hizo el PRI el siglo pasado.
El objetivo de MORENA parece ser eternizar a su presidente en el poder, como Mao en China, Stalin en la URSS, Castro en Cuba o Chávez en Venezuela, que acapararon el poder hasta su muerte. Buscando esa meta descuidaron el presente: empeoraron la economía, crearon expectativas económicas negativas, asustaron la inversión y causaron más daño a los mexicanos que el COVID.