Política industrial, ¿cuál?

Leímos, en El Heraldo de México, que los “empresarios mexicanos y el equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador iniciaron (…) una serie de 12 mesas de trabajo para abarcar temas de desarrollo de infraestructura, política industria, competitividad, salud y educación, entró otros temas primordiales para el desarrollo económico del país. El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, y el próximo jefe de la Oficina de Presidencia, Alfonso Romo Garza, se reunieron para definir las 12 mesas y quienes las encabezarán”.

Entre los temas a tratar está el de la política industrial, que tiene como objetivo el desarrollo de la industria nacional, lo cual puede hacerse de dos maneras, la incorrecta y la correcta.

La incorrecta se da cuando el gobierno le concede privilegios a la industria nacional, mismos que van desde protecciones hasta subsidios, lo cual promueve una industria poco productiva y poco competitiva, pero con la capacidad de obtener rentas, es decir, de cobrar precios mayores de los que cobraría si no contara con esos privilegios, siempre en contra del bienestar de los consumidores. Todo ello supone hacer valer, en la esfera económica, el mercantilismo, el Estado de chueco.

La correcta se da cuando el gobierno deja hacer (laissez faire) y deja poseer (laissez avoir), reconociendo plenamente, definiendo puntualmente y garantizando jurídicamente el derecho de los empresarios a la libertad para producir, ofrecer y vender, no planeando, conduciendo, coordinado y orientando la actividad económica, y el derecho de propiedad sobre las utilidades obtenidas, no cobrándoles impuestos. Todo ello supone hacer valer, en el ámbito de la actividad económica, la economía de mercado, el Estado de Derecho.

¿En qué tipo de política industrial estarán pensando los industriales mexicanos? Adelanto una respuesta parafraseando una de las frases más conocidas de Adam Smith: “Difícilmente se reunirán empresarios y políticos, aunque sea por motivos de esparcimiento, sin que en el algún momento los primeros demanden de los segundos algún tipo de privilegio que les permita, en contra del bienestar de los consumidores, cobrar mayores precios”. Si los políticos lo conceden el resultado será el capitalismo de compadres, cuya esencia es el privilegio gubernamental otorgado a favor de ciertos empresarios, en beneficio de algunos industriales.

AMLO se ha cansado de decir que, a partir del 1 de diciembre, se acabarán los privilegios en el país, comenzando por los otorgados a los empresarios, siendo a esos empresarios, los privilegiados por el gobierno, a los que AMLO ha criticado. Así las cosas, la política industrial tendrá que ser la correcta, la basada en la aplicación, al mundo de la economía, del Estado de Derecho, que dará como resultado la verdadera economía de mercado. ¿Será?

 

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Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .