El peligro de fondo no es éste o aquel partido político o candidato, sino el gobierno, y por dos razones, una esencial y una accidental.
La razón esencial por la que el gobierno es un peligro tiene que ver con sus tres poderes: prohibir, obligar y castigar. Gobernar es, en esencia, prohibir, obligar y castigar, poderes que, en manos poco escrupulosas, como por lo general son las de los políticos, degeneran en arbitrarios, lo cual nos plantea esta pregunta: ¿en qué casos se justifica que el gobierno prohíba, obligue y castigue? Esta es LA pregunta de la ciencia política y la filosofía del Derecho.
¿Cualquier prohibición, obligación o castigo impuesto por el gobierno se justifica? No, al menos que creamos que basta y sobra que hayan sido impuestos por el gobierno para que se justifiquen. Si no toda prohibición, obligación o castigo gubernamental se justifican, entonces la pregunta ¿cuándo sí se justifican? resulta apremiante, sobre todo hoy que el gobierno se ha extralimitado, ¡por mucho!, en el ejercicio de sus poderes.
Esos tres poderes deben estar limitados en función de las legítimas tareas del gobierno. Claro, la pregunta es, ¿cuáles son esas tareas?, pregunta que nos lleva a esta otra: ¿cualquier tarea realizada por el gobierno es una legítima tarea gubernamental?, o, ¿todo lo que el gobierno hace, y pueda hacer, le compete legítimamente, desde prohibir el consumo de drogas hasta otorgar una renta básica universal?
Tenemos dos preguntas. ¿Cualquier prohibición, obligación o castigo impuesto por el gobierno se justifica? ¿Todo lo que el gobierno hace, y pueda hacer, le compete legítimamente? La respuesta es NO, lo cual nos lleva a la segunda razón por la cual el gobierno es una amenaza, la accidental, que no tiene que ver con su esencia sino con los ámbitos en los que puede actuar, poder que no hay que confundir con deber. No todo lo que el gobierno puede hacer debe hacerlo.
La razón accidental por la cual todo gobierno es un peligro tiene que ver con los ámbitos de aplicación de sus tres poderes esenciales (prohibir, obligar y castigar), que pueden ser todos los de la conducta humana, todos los de la responsabilidad personal, lo cual hace de los gobiernos desde ángeles de la guarda, con la intención de preservarnos de todos los males, incluidos los que podemos hacernos a otros mismos (por ejemplo: consumir drogas), hasta hadas madrinas, con el propósito de concedernos todos los bienes, desde la cuna hasta la tumba (por ejemplo: una renta básica universal).
Hoy cualquier gobierno tiene mucho de ángel de la guarda y hada madrina. Ello quiere decir que los tenemos metidos hasta la cocina, asumiendo responsabilidades que, por ser de las personas, no le corresponden y, dado que no hay libertad sin responsabilidad, limitando arbitrariamente la libertad individual. Este es el peligro. La amenaza es que puede ser mayor.
E-mail: arturodamm@prtodigy.net.mx
Twitter: @ArturoDammArnal