La recuperación de la economía pasa por la recuperación de la confianza de los empresarios en el gobierno, misma que la 4T se ha dedicado a dinamitar. Muestra más reciente: la intención de acusar penalmente a empresas privadas, productoras de electricidad, que supuestamente le vendieron caro a la CFE.
Que el gobierno deba recuperar la confianza de los empresarios no significa que deba convertirse en un gobierno pro empresarial, a favor de los intereses de los empresarios. Un buen gobierno no es, ni pro, ni anti empresarial. Un buen gobierno es pro Estado de Derecho, lo que en el caso de los empresarios implica, como en el de cualquier otra persona, reconocer plenamente, definir puntualmente y garantizar jurídicamente sus derechos: a la libertad para producir, ofrecer y vender; a la propiedad sobre los medios de producción, necesarios para poder producir, ofrecer y vender.
Un gobierno anti empresarial es el que, con medidas que van, desde regulaciones innecesarias hasta expropiaciones injustas, viola los derechos de los empresarios a la libertad y a la propiedad, practicando, no el Estado de Derecho, sino el de chueco, propio de las economías centralmente planificadas.
Un gobierno pro empresarial es el que, con medidas que van, desde exenciones fiscales hasta medidas proteccionistas, favorece, por el otorgamiento de privilegios, los intereses de los empresarios, ¡algo muy distinto a reconocer, definir y garantizar sus derechos!, privilegios propios del Estado de chueco, no del de Derecho; propios del capitalismo de compadres, no de la verdadera economía de mercado.
Hay dos maneras de que el gobierno recobre la confianza de los empresarios, la mala y la buena. La mala: otorgándoles privilegios, lo cual, por no poder otorgárselos a todos, supone un comportamiento parcial de su parte, precisamente lo que sucede en el marco del capitalismo de compadres. La buena: reconociendo plenamente, definiendo puntualmente y garantizando jurídicamente sus derechos, lo cual, por ser derechos de todos, supone un comportamiento neutral del gobierno, precisamente lo que sucede en el marco de la economía de mercado, del capitalismo sin adjetivos.
Considero que, si el gobierno decidiera recobrar la confianza de los empresarios, algo que dudo, lo haría, no a la manera de la economía de mercado (garantizando derechos), sino del capitalismo de compadres (defendiendo intereses), lo cual sería de los males el menor (más vale tener la confianza de algunos empresarios que no tener la de ninguno), pero debiéndose buscar de los bienes el mayor (recuperar, de manera correcta, la confianza de todos los empresarios). El gobierno debe ser neutral, y eso se logra si garantiza, derechos, no si defiende intereses.
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