El pésimo desempeño de la economía mexicana en materia de crecimiento, que se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios, el Producto Interno Bruto, PIB, se debe, en primer lugar, a la desconfianza que la 4T generó entre los empresarios, lo cual se ha traducido en una fuerte caída de la inversión directa, que es la que produce bienes y servicios, siendo la causa del crecimiento. En segundo lugar, efecto del miedo al contagio, al aislamiento social, que se tradujo en una fuerte caída en la demanda agregada, tanto por el lado de las compras de las familias, de las empresas y de los extranjeros (exportaciones). En tercer lugar, con la intención de minimizar los contagios, al cierre parcial de la economía, a la prohibición de realizar actividades económicas consideradas no esenciales, que se tradujo en una fuerte caída en la oferta agregada, tanto por el lado del PIB como por el de las importaciones. En cuarto lugar, por la negativa del gobierno a poner en práctica una política fiscal anticíclica, con el objetivo de preservar puestos de trabajo y fuentes de ingreso, que es la mejor manera de ayudar a la gente en tiempos de dificultades económicas.
Ahora, con la entrada en vigor del T-MEC, hay quienes esperan que el mismo ayude a reactivar la economía, opinión que no comparten, entre otros, los economistas encuestados por el Banco de México.
Según los resultados de la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, de junio, y tomando en cuenta la media de las 35 respuestas recibidas, la economía mexicana decrecerá 8.97 por ciento en 2020 (menos 12.00 según la expectativa más pesimista y menos 6.50 según la menos), y crecerá 2.79 (0.37 según la expectativa menos optimista y 5.70 según la más) y 2.37 (0.90 según la expectativa menos optimista y 4.90 según la más) en 2021 y 2022, respectivamente.
A la pregunta por el crecimiento promedio anual de la economía para los próximos diez años, de 2021 a 2031, la respuesta fue 1.95 por ciento (1.10 según la expectativa menos optimista y 3.00 según la más), crecimiento que estaría por debajo del promedio de los últimos diez años, de 2009 a 2018, antes de la llegada de la 4T al poder, y que fue del 2.15 por ciento.
¿Cuántos empresarios han dicho: “Ya entró en vigor el T-MEC, ya voy a invertir directamente más en México”? ¿Habrá alguno? Lo dudo mucho. Para reactivar la economía el gobierno debe ganarse la confianza de los empresarios, algo que, todo así lo indica, no está dispuesto a hacer, y botón de muestra es la intención de AMLO de demandar penalmente a las empresas privadas generadoras de electricidad que, según él, de manera ventajosa, le vendieron caro a la CFE.
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