Hay que aclarar la diferencia entre desigualdad y pobreza, entre la disparidad de ingresos entre quienes generan más y quienes generan menos, y la incapacidad de los pobres para, por medio de su trabajo, generar un ingreso suficiente que les permita satisfacer correctamente sus necesidades, comenzando por las básicas, que son aquellas que, de quedar insatisfechas, atentan contra la salud y la vida de la persona.
Desigualdad de ingresos no es sinónimo de pobreza, y a esta prueba me remito. Según la lista de Forbes, en 2017 el hombre más rico del mundo fue Bill Gates, con una fortuna estimada en 86 mil 300 millones de dólares. El décimo hombre más rico del planeta fue Michael Bloomberg, cuya fortuna se estimó en 47 mil 600 millones de dólares. La fortuna del hombre más rico del mundo resultó 38 mil 700 millones de dólares superior a la del décimo hombre más rico del mundo, una desigualdad del 81.3 por ciento. ¿Qué tenemos? Considerable desigualdad de ingresos pero no pobreza.
Otra prueba. Supongamos que, por arte de magia, mañana amanecemos todos los mexicanos con nuestros ingresos multiplicados por mil, de tal manera que, entre otras remuneraciones, el salario mínimo pasa de 88.36 pesos diarios a 88 mil 360 pesos por día. La desigualdad seguiría siendo la misma, ya que supongo que todos los ingresos, de todos, se multiplican por mil. Pero, con el actual nivel de precios, y el salario mínimo en 88 mil 360 pesos diarios, desaparecería la pobreza. La desigualdad de ingresos no es sinónimo de pobreza.
La desigualdad de ingresos tampoco es la causa de la pobreza. En primer lugar hay que tener en cuenta que la pobreza fue la condición original del ser humano en este planeta. Y escribo original y no natural, porque si hubiera sido la condición natural no la habríamos superado, y si algo hemos logrado los seres humanos, sin dejar de señalar lo mucho que falta por hacer, es superar esa condición original de pobreza. La muestra está en la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios que se producen y ofrecen hoy. En segundo lugar hay que tener claro que la causa de la pobreza en la que sobreviven millones de seres humanos no es la capacidad de los “ricos” para generar ingresos, sino la incapacidad de los “pobres” para, por medio de su trabajo, generar un ingreso que les permita satisfacer correctamente sus necesidades básicas, entre las cuales debemos contar el ahorro.
Las políticas sociales del gobierno, que redistribuyen el ingreso del “rico” al “pobre”, logran aliviar, y ello solo hasta cierto punto, los efectos de la pobreza (escasez de satisfactores) pero, si no eliminan su causa (la incapacidad de los pobres para genera ingreso suficiente), lo único que hacen es perpetuar la pobreza, definida como la incapacidad de, por medio del trabajo, generar ingreso suficiente. ¿Qué tipo de política social es la del gobierno mexicano?
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