Los que antes eran enemigos, hoy son aliados rumbo a la campaña presidencial y buscan argumentos para justificar lo que hasta no hace mucho tiempo criticaban de su nuevo amigo. A su vez los que antes eran amigos, hoy despotrican unos de otros.
Es el encanto seductor del poder, que ha hecho de nuestra democracia una comedia.
¿Dónde quedaron los valores ideológicos de los partidos?… ¿Y su visión de país?
Antes los partidos y su visión ideológica eran el punto de encuentro de los militantes. Hoy que la búsqueda del voto es el objetivo para compartir el “poder político”, hasta los enemigos se unen.
Hoy queda muy claro que en la política contemporánea “los extremos se juntan”, lo que en pocas palabras significa “todo es lo mismo”. Lo importante es tener el poder al precio que sea, para disfrutar las prebendas que se derivan de estar dentro del gobierno.
La frase de Manuel Espino, quien fuera presidente del PAN durante la campaña presidencial del 2006, donde se gestó el eslogan “un peligro para México” y del que él fue el líder en su promoción, doce años después, o sea hoy, rectifica y trata de justificar todo lo que operó en aquella época en contra de Andrés Manuel. Sin ningún pudor político declara: “AMLO ya no es un peligro”.
Aunque en la entrevista realizada para El Universal confiesa que él aún no ha tomado la decisión de apoyar al tabasqueño y que esa decisión la tomará el próximo sábado, es evidente que está abriendo la puerta a una negociación para integrarse a su campaña, lo cual reconoce que está considerando.
Si alguien ha sido congruente con su forma de ser y su visión política es Andrés Manuel y ello le ha dado consistencia y una masa electoral fiel. Sin embargo, hace doce años Espino se esforzó en convencer al electorado de que López Obrador era un peligro para el país y se podría decir que lo convenció, para hacer presidente a Calderón. Hoy se justifica, como otros tantos.
Seguramente ningún partido político ha considerado que esta nueva visión pragmática de lograr el poder “al precio que sea”, es una traición a su militancia leal, el segmento tradicional al que durante muchos años le dijeron día tras día que los otros eran sus adversarios políticos, pero ahora tratan de convencer de que no son tan malos y ahora son sus aliados y deben verse como hermanos.
El programa de TV “El privilegio de mandar” nos da la pauta de lo que hoy es nuestra política: un gran show mediático, vacío de contenido social, sin propuestas claras, pero que entretiene al país.
Este contexto es la nueva versión millennial de la legendaria “Torre de Babel”, aunque en el ámbito ideológico y no lingüístico. La confusión total.
En lugar de formar ciudadanía, haciendo de la política una actividad respetable y seria que impactará el futuro del país, los partidos políticos están creando una democracia a base de “memes” y de humor, que es la aceptación tácita de que en la política no hay proyectos, sino intereses personales y de grupo y el país es lo de menos, pues es un concepto abstracto.
En esta “torre de babel” creada por los partidos políticos, se está conformando una ciudadanía versión 3.0, para la cual participar en política y temas sociales se resume en estar frente a su teléfono móvil, su PC o laptop y a través de su teclado enviar memes, noticias, de las cuales la mayoría son manipuladas por alguien a favor de los intereses de su grupo y haciendo propuestas que solo circulan electrónicamente y todo el bla, bla bla, digital y reenviando textos que reciben de algún amigo sin verificar la veracidad de la fuente.
Mientras los mexicanos nos sentimos muy responsables interactuando en el ámbito virtual de las redes sociales pensando en que de esta forma estamos actuando de forma altamente participativa y responsable, no nos estamos dando cuenta de que es muy probable pues existe el riesgo, de que la elección termine definiéndose en el mundo real y cotidiano de quienes no tienen acceso, ni tiempo, ni interés en esta tecnología, a partir de la compra del voto entre los segmentos más vulnerables de nuestra población, manipulando sus necesidades básicas.
Lo espeluznante es que en este segmento está la masa crítica poblacional de nuestro país, pues según las fuentes del INEGI la clase socioeconómica denominada “Baja/ Baja”, conformada por quienes viven en pobreza extrema, están desempleados, son migrantes y otras clasificaciones, conforman el 35% de la población total de México.
Pero si a esto le sumamos la denominada “Baja/ Alta”, o sea quienes viven con estrecheces, recibiendo salarios que tienen como tope el “salario mínimo”, que está fijado según consta en el Diario Oficial del 21 de diciembre del 2017, en $88.36 diarios, o sea $2,650.80 al mes, suman el 25% de la población total, con lo cual, sumados ambos estratos sociales se llega a la terrible cifra de 60% de mexicanos a nivel de sobrevivencia, que por tanto están vulnerables e indefensos ante la estrategia de compra del voto.
Esa podría ser la verdadera elección presidencial, así como de gobernadores y alcaldes.
Ese dinero difícilmente estaría visible para el INE, pues serían transacciones realizadas casa por casa, en las zonas paupérrimas de nuestro país por las estructuras “de tierra” de los partidos políticos.
Mientras nos distraemos en la política banal y frívola mediática de las descalificaciones y el gran show político, pudiera estarse gestando la política real y manipuladora de la compra del voto.
¿Usted cómo lo ve?.
@homsricardo