Carlos Sempé Minvielle
Los principales temas que se desarrollan a lo largo de esta obra son cuatro: En una primera parte, la situación de los indios, la prehispánica y la actual, el lacerante problema de su pobreza, y los inconvenientes de la política gubernamental que condena a los indígenas a permanecer en el atraso. Un segundo tema, es la relación que existe entre riqueza y pobreza, para demostrar que los pobres no lo son por culpa de los ricos, y que la cuestión no es qué hacer con los ricos sino eliminar la pobreza. El tercer gran tema se refiere a obstáculos que impiden o dificultan un crecimiento sostenido de la economía. Y, por último, propuestas para incentivar las inversiones y la mejora económica.
A lo largo de esta obra se analizan acciones emprendidas por el actual gobierno. Buenas acciones las instrumentaron mal, como fue la austeridad en la administración pública, la que mal planeada y llevada a cabo por funcionarios sin experiencia, afectó áreas esenciales, como fue el desabasto de gasolina y medicamentos, e influyó en que funcionarios competentes formados en el transcurso de los años renunciaran por las presiones ejercidas en su contra y la reducción de sus salarios.
Malas acciones las planearon bien, como fue cerrar áreas prioritarias de la economía al sector privado. Esas medidas, ilegales y retroactivas, traerán como consecuencia aumento en los costos, afectando al consumidor, quebrantos a las empresas, pérdida de la confianza de los inversionistas y, en muchos casos, serios daños al ambiente.
Originalmente esta obra estaba concebida para ser publicada como un artículo para una revista, pero dado que la presente administración no cesa de hacer “bien el mal y mal el bien”, esta obra se fue haciendo más extensa y devino en un libro.
En vez de incentivar la colaboración de los sectores público, social y privado, se promueve el enfrentamiento de los trabajadores con los empresarios. Para los que creían que se iba a hacer a un lado la ideología y se iba a adoptar una actitud más pragmática, la frase de que la pandemia había venido “como anillo al dedo”, dejó en claro que su objetivo es debilitar al sector empresarial para que no pueda oponerse a su política estatista, con excepción del pequeño grupo de poderosos empresarios que lo apoyaron para llegar al poder, y los que posteriormente se sumaron para beneficiarse o no verse afectados.
En vez de promover la modernización del país y de su marco jurídico, el actual gobierno quiere volver al pasado, a los años setenta, en que el Estado tenía más de 1 000 empresas paraestatales deficitarias, que requerían de cuantiosas transferencias, en lenguaje común subsidios. El actual gobierno añora la “Docena Trágica”, cuando gobernaban los presidentes Echeverría y López Portillo. Ya hasta volvió como en tiempos de Echeverría, el uso de la guayabera por parte de funcionarios públicos. Las políticas asistencialistas aplicadas en el pasado se han acrecentado exponencialmente en vez de invertir en infraestructura que impulse el desarrollo del país. Esas políticas de repartir dinero facilitan el desvío de cuantiosos recursos, y lejos de sacar a la población de la pobreza la vuelve dependiente de las dádivas gubernamentales.
La década de los setenta fue una de las épocas de mayor intervención del Estado en la economía. Su mal manejo llevó a México a una inflación galopante y a una gran devaluación, fuga de capitales y una deuda externa impagable que obligó a su renegociación y a pedir su condonación parcial, en pocas palabras, la bancarrota. Los depósitos en dólares en los bancos mexicanos se pagaron a un tipo de cambio muy por debajo del vigente, los famosos “panchólares”. En realidad se trató de una expropiación. Este gobierno va en el mismo camino, y tacha de conservadores a los que no queremos regresar a esas épocas.
Los comentarios que se formulan no pretenden ser “la verdad”, son mi verdad. Con frecuencia se apartan de lo políticamente correcto, y tienen como finalidad se reconsideren algunas de las políticas adoptadas por la presente administración.
Twitter: @CarlosSempe1