La semana pasada, el INEGI dio a conocer que la inflación al mes de marzo subió en México 0.83 por ciento con relación al mes inmediato anterior. Con ello, la inflación general anual se ubicó en 4.67 por ciento. Estos números se comparan con los del mismo mes del año pasado, cuando la inflación mensual fue de (-)0.05 por ciento mensual y de 3.25 por ciento anual.
En este espacio ya lo hemos advertido desde hace meses: los históricos “estímulos” de gasto, deuda y crédito que se han inyectado por todo el mundo para contrarrestar el desplome económico por Covid-19, están empezando a circular y a presionar al alza los precios en distintas zonas y mercados del planeta.
En México, la escalada ha sido enorme y muy sentida por la gente, en especial, en los alimentos, el gas doméstico y la gasolina. Y es que al interior del índice de precios no subyacente del Índice Nacional de Precios al Consumidor, los precios de los productos agropecuarios subieron en marzo 1.27 por ciento mensual y los de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno 1.99 por ciento. Sin embargo, esto es sólo el comienzo.
Tenemos enfrente el peor de los escenarios: una economía estancada que no acaba de levantar – a causa de las restricciones que los gobiernos federal, estatales y municipales continúan imponiendo contra las empresas-, y precios al alza.
Por si fuera poco, como parte de los “estímulos” monetarios, los bancos centrales – incluyendo al Banco de México-, se han lanzado en una campaña para deprimir las tasas de interés.
En consecuencia, la tasa líder de Cetes a 28 días, se ubicó durante la subasta de la semana pasada en 4.07 por ciento.
Lo que esto significa, es que aquellos que se comportan de manera correcta con sus finanzas, que gastan menos de lo que ganan, que cuidan su dinero y ahorran, en vez de ser recompensados están siendo castigados por actuar de forma responsable. ¡El mundo al revés!
Si usted invierte su dinero en cetes, los instrumentos considerados como “más seguros” en México – por ser deuda de corto plazo del gobierno federal-, su dinero estará perdiendo poder de compra porque la inflación anual es más alta (4.67 por ciento) que el rendimiento que le pagan (4.07 por ciento).
Sí, es cierto que la inflación se compara en retrospectiva contra el año pasado, y que la tasa de cetes es a futuro al plazo de que se trate, sin embargo, con las expectativas negativas que se tienen respecto a un nivel de inflación que seguirá presionado al alza en los meses por venir, podemos estar seguros de que los rendimientos reales continuarán siendo negativos. Quizá más de lo que son ahora.
Lo peor es que además de perder poder adquisitivo, todavía se le deben descontar impuestos a los rendimientos obtenidos, lo que los hunde más. Si tomamos esto en cuenta, las tasas reales han sido negativas, por lo menos, desde junio de 2020.
La siguiente gráfica – del financiero Luis Gonzali-, que también les adelantamos por Telegram, es muy ilustrativa:
Tasas reales negativas con una economía estancada, en un país que no estimula la inversión y que pierde atractivo como destino para los capitales inversores por las malas decisiones del gobierno, es sin duda, una “maldición” para los ahorradores e inversionistas.
La gran mayoría de ellos, por desgracia, por ignorancia o buena fe, seguirá perdiendo en instrumentos de renta fija. Mal por ellos.
Si sabe usted de alguien en esta situación, ayúdenos a cumplir la misión de Top Money Report, de llevar educación financiera al mayor número de personas posible e invítelo a unirse con un precio especial de referido.
Las opciones son muy claras, sea que se encuentre usted en México, Estados Unidos, Europa o Asia: poner nuestro dinero prestándolo al gobierno, a los bancos o a fondos de inversión para perder valor, o colocarlo en refugios auténticos de valor e inversiones ganadoras, como las que le recomendamos en el reporte de cada semana, y en las alertas de nuestro canal de Telegram, exclusivo para suscriptores.