Silicon Valley Bank (SVB), que atendía a un grupo específico de nuevas empresas de venture capital y tecnológicas, fue cerrado por la autoridad reguladora apenas el 10 de marzo, marcando la segunda quiebra bancaria más grande en la historia de Estados Unidos. Dos días después, el mismo órgano de gobierno bajó las cortinas de Signature Bank of New York, que se había metido en el sector de la criptografía.
¿Qué tan grande era Silicon Valley Bank? Fue fundado en 1983 en Santa Clara, California, y rápidamente se convirtió en el banco para el sector tecnológico. Incluso, presumió ser la institución de casi la mitad de todas las nuevas compañías respaldadas venture capital de Estados Unidos a partir de 2021.
SVB, que se autodenominaba el “socio financiero de la economía de la innovación”, también era socio bancario de muchas de las empresas de capital de riesgo que financian a esas nuevas empresas.
Básicamente, todo eso significa que estaba estrechamente relacionado con la infraestructura financiera de la industria tecnológica, en especial las nuevas empresas.
Cuando quebró, SVB tenía más de 200,000 millones de dólares en activos, mucho menos que, digamos, los 3.31 billones de dólares de JPMorgan Chase, pero se convirtió en el banco más grande en quiebra desde la Gran Recesión.
¿Qué pasó? Silicon Valley Bank tomó depósitos de los clientes y los invirtió en valores generalmente seguros, como bonos. En la medida en que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos aumentó las tasas de interés, esos títulos valieron menos. Eso, normalmente, no sería un problema; SVB simplemente esperaría a que esos papeles vencieran, pero debido a que le ha ido mal al sector de venture capital y de tecnología en general, las entradas de depósitos se desaceleraron y los clientes comenzaron a retirar su dinero.
El miércoles 8 de marzo, esa institución subsidiaria de SVB Financial Group dijo que realizaría una venta de acciones por 2,250 millones después de vender 21,000 millones en valores de su cartera con una pérdida de casi 2,000 millones de dólares.
Tal movimiento estaba dirigido a apuntalar su balance. Pero le resultó en contrario y asustó a los mercados y a los clientes. Así, el precio de las acciones de Silicon Valley Bank se desplomó el jueves. Y el viernes por la mañana se detuvo la negociación de las acciones y se informó que SVB estaba en conversaciones para vender.
La ayuda de la Fed será insuficiente
El Departamento del Tesoro y la Fed que preside Jerome Powell anunciaron una línea de crédito de emergencia por 25,000 millones de dólares para apuntalar a los bancos del país tras el colapso de Silicon Valley Bank. El objetivo es frenar el contagio al resto del sistema financiero después de la quiebra del segundo banco más grande de Estados Unidos en toda la historia del país.
En un comunicado conjunto, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) y la Fed también afirmaron que los clientes del banco quebrado recibirán todo su dinero, incluso aquellos que no estaban protegidos por el fondo de garantía.
Algunos analistas comentan que el ciclo de alzas de la Fed está muerto y enterrado, y que vendrá una próxima ronda de inyecciones masivas de liquidez.
Los mismos especialistas argumentan que la Fed y el Tesoro estadounidenses acaban de experimentar la humillación más devastadora de la historia reciente, pues –cuatro días antes– Powell le dijo al Congreso que podía subir la tasa de referencia en 50 puntos base, y ahora están usando los fondos de los contribuyentes para rescatar a los bancos que colapsaron porque no pudieron manejar la actual tasa de interés de 4.75 por ciento.
Si la Reserva Federal cree realmente que 25,000 millones de dólares serán suficientes para respaldar una corrida bancaria en 18 billones de dólares de depósitos está totalmente equivocada.
La Fed, entre la espada y la pared
Jerome Powell y el Comité de Mercado Abierto de la Fed tienen un problema enorme entre manos: están en un punto en el que cualquier acción que tomen causará estragos.
Si deciden apoyar a la banca y sacrificar el combate a la inflación para apuntalar los mercados bursátiles y de crédito, el poder adquisitivo del dinero se esfumará a niveles casi nunca antes vistos y, como siempre, la clase media y los más desfavorecidos serán aniquilados.
Pero en caso de que la Fed opte por seguir subiendo las tasas para desinflar el alza de precios, los mercados de riesgo (bolsas de valores, criptomonedas, etcétera) volverán a desplomarse después de esta minieuforia que han tenido tras el colapso bancario.
Ocurra lo que sea, los inversores preparados con activos refugio y tangibles seguirán prosperando en medio de la crisis, mientras que el resto, por desgracia, verá cómo se esfuma de entre sus manos su capital y patrimonio.