El rescate de Pemex, con base en el Plan de Negocios 2019-2023 para recuperar a esa paraestatal, es probable que no la saque del hoyo y además pueda llevar a una crisis al gobierno federal.
Hay algunas variables todavía difíciles de predecir que pueden hacer la diferencia entre que funcione o no funcione, pero con las que ya se tienen proyecciones, será muy costoso sacarlo adelante y con más posibilidades que se atasque en el intento y se lleve “entre las patas al gobierno federal”.
La balanza comercial petrolera es negativa, es decir, gastamos más dólares en las importaciones de gas, gasolinas y petroquímicos, que los que recibimos por la exportación de crudos. El sector energético es un consumidor neto de dólares, ya no suma dólares a la economía mexicana.
En pesos sucede algo parecido, las inyecciones o subsidios para mantener a esa empresa a flote son mayores a los que aporta por impuestos, y más si contabilizamos sus pasivos laborales en pensiones, que alcanzan en el presupuesto de 2019 el doble que lo presupuestado para la Secretaria de Marina.
A mayo, el total del gasto público cayó en 5.1%, pero si analizamos el gasto por sectores, vemos el peligro. El gasto de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes se redujo al mes de mayo un 44% anualizado, se frenó la inversión en infraestructura. Los ingresos petroleros bajaron en 17.4% y el costo de la deuda se incrementó en 21.4%. El sector que incrementó más su presupuesto es la Secretaria de Energía,457%, básicamente para realizar transferencias a Pemex.
Contará el gobierno con los ingresos suficientes, con un crecimiento menor al 1%, para seguir apalancando a Pemex y construir una refinería cuya producción empezará hasta casi a finales del sexenio y con pérdidas estimadas, por el Instituto Mexicano del Petróleo, en los próximos 20 años.
No, si mantiene ese plan, sí, si cancela la refinería de Dos Bocas e incorpora a la apertura energética como principal factor para aumentar la producción de petróleo y reduce las expectativas negativas sobre el país. El Presidente López Obrador tiene la decisión sobre el camino a tomar. Uno empantanará más a la economía y el otro ayudará a sacarla del lodo y evitar que se hunda más.