Era de esperarse. La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos aumentó las tasas de interés en 50 puntos base en la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) en 2022. Lo que en verdad llamó la atención fue lo que dijo su presidente, Jerome Powell, en conferencia de prensa luego de la junta.
Ahí se le preguntó si la Fed podría plantearse subir su objetivo de inflación, a lo que inicialmente contestó que no lo estaban contemplando y que no lo considerarían bajo ninguna circunstancia, sino que lo mantendrían en el 2 por ciento. Segundos después –en esa misma respuesta– dijo que podría haber un proyecto a más largo plazo con una nueva mirada en la meta de inflación del banco central.
Ese comentario, que parece menor, es muy importante porque abre la puerta para que el objetivo de inflación de la Reserva Federal sea incrementado. Pero veamos qué dicen algunos otros economistas al respecto:
• David Wilcox, de Bloomberg Economics, comenta que si bien en la rueda de prensa Powell rechazó cualquier idea de replantearse el objetivo de inflación del 2 por ciento en un futuro previsible, implícitamente deja abierta la posibilidad de revisarlo más adelante, quizá en torno de 2025.
• Axel Merk, presidente de la firma de inversiones Merk Investments, señala que Powell abrió la puerta a un objetivo de inflación más alto, por lo que ése fue un discurso irresponsable porque se corre el riesgo de desanclar las expectativas de inflación.
• Ann Owen, execonomista de la Fed, dice que el banco central estadounidense anunció su objetivo oficial del 2 por ciento en 2012 bajo la presidencia de Ben Bernanke, y dar marcha atrás ahora enviaría exactamente el mensaje equivocado en el momento equivocado. Si siguen cambiando sus objetivos –advierte–, es muy difícil que la gente se forme expectativas de inflación consistentes, porque pensaría que se está perdiendo la batalla contra la inflación, lo que alimentaría aún más el alza de precios.
• Bill Ackman, CEO de Pershing Square Capital Management, cree que el objetivo de inflación del 2 por ciento de la Fed “ya no es creíble” y que uno en torno del 3 por ciento sería una mejor estrategia para el crecimiento a largo plazo. Señala que la desglobalización, la transición a energías alternativas, la necesidad de pagar más a los trabajadores, las cadenas de suministro de menor riesgo y más cortas son todas inflacionarias, y la Fed no puede cambiar su objetivo ahora, pero es probable que lo haga en el futuro.
También relevante fue que Powell dio señales de que habrá más aumentos de tasas de interés, pues cree que se necesita que sean mucho más altas para dominar por completo la peor inflación que azota a la economía en cuatro décadas.
Los formuladores de políticas de la Fed pronostican que su tasa clave a corto plazo alcanzará un rango de 5 a 5.25 por ciento para finales de 2023, un umbral que, de cruzarse –como ya hemos explicado en este espacio–, arrojará a la economía a una inevitable y cruda recesión.
Este pronóstico de tasas sugiere que el banco central estadounidense está listo para aumentar su tasa en tres cuartos de punto adicionales y dejarla ahí por un período prolongado. Algunos economistas ingenuamente esperaban que la Fed sólo proyectara un aumento adicional de medio punto.
Van a fallar.
Meta de inflación más alta = tasas altas = mercados de riesgo en agonía
Sin duda, las proyecciones de la Fed y los economistas más avezados son muy malas noticias para los mercados bursátiles, los mercados emergentes y de riesgo en general (en particular las criptomonedas).
Es hora de manejar un perfil de bajo riesgo en nuestras carteras de inversión, pues ilusionarse con “rallies” (alzas) de corto plazo y con falsas esperanzas de que los mercados de riesgo “se van a recuperar” sólo traerá pérdidas a los inversores incautos. Tenga cuidado.