Presentar al monopolio del petróleo como un ejemplo de nacionalismo e independencia de México es un mito que encubre un ilegal enriquecimiento de funcionarios, contratistas y líderes sindicales de PEMEX.
Al pueblo mexicano solo le toca pagar más por gasolinas de una menor calidad (menos octanaje), que el precio que paga el pueblo norteamericano por gasolinas y gas que venden empresas privadas en EUA, la mayoría de las cuales pagan impuestos y ganan dinero. En México el corrupto monopolio estatal pierde dinero, recibe subsidios tomados de los impuestos, y tiene la deuda externa más alta de las petroleras en todo el mundo.
La corrupción en PEMEX la certifica el actual gobierno al encarcelar a un exdirector de ese monopolio, quien desvío millones de dólares. PEMEX en nada beneficia al pueblo mexicano, a quienes le hacen creer que es de todos.
PEMEX importa, principalmente de EUA, alrededor del 60% del gas que se consume en México. Sus importaciones de gasolinas y derivados de petróleo en 2022, 74,114 millones de dólares, son 34,902 millones de dólares superiores a las exportaciones de petróleo crudo. En enero del 2023 PEMEX exportó productos petroleros por 2,712 millones de dólares, pero importó 5,550.6, el doble (datos INEGI). PEMEX no aporta un solo dólar neto a la economía mexicana. Sus pérdidas en 2021 fueron del doble, 224.4 mil millones de pesos, que el presupuesto de la Secretaría de la Defensa Nacional,112.5 mil millones de pesos.
Sí el gobierno texano frena las exportaciones de gas, diésel y derivados del petróleo a México por una semana, generaría no solo escasez de gasolina, también apagones de luz, ya que el monopolio estatal de la electricidad, CFE, funciona principalmente con gas importando, que representa más del 70% del que utiliza para generar energía eléctrica. Al entrar el actual gobierno, diciembre del 2018, la CFE ganó 47,017 millones, en 2022 perdió 39,793 millones
Los monopolios gubernamentales de la electricidad y las gasolinas no son del pueblo mexicano, sino de un puñado de funcionarios que se enriquecen a la sombra de esos monopolios, que se mantienen principalmente del dinero que pagan los mexicanos para mantener a los corruptos e ineficientes monopolios estatales de la electricidad y las gasolinas, que enriquecen a gobernantes y contratistas, pero no ayudan a la economía de México. Son una carga para el pueblo mexicano.