Los familiares y los empresarios “amigos” del presidente que buscan hacer negocios con el gobierno, no son un fenómeno que nace con López Obrador, existió entre los funcionarios y presidentes de PRI, PAN y ahora con el gobierno de MORENA.
El presidente Fox me nombró director del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos. A un empresario que se ostentó como compadre del presidente Fox, le negué un crédito por no cumplir con los requisitos. Me dijo en tono amenazante que se lo comentaría al presidente. Se lo hice saber a su principal asesor, y a los tres días me llegó una carta de Fox, donde me comunicó que a ninguna persona que se presentara como pariente o conocido del presidente se le diera un trato preferencial.
Un amigo me visitó en BANOBRAS y me invitó a formar parte de una constructora con un 20% de las acciones, las cuales me las daría gratuitamente, a mi o a un pariente. Era obvio el objetivo de esa invitación. Mi respuesta fue que sí le entraba, me dio las gracias. Antes de abandonar mi despacho le recordé que al aparecer yo o un familiar en su acta constitutiva, habría conflicto de intereses y por lo tanto esa empresa no podía recibir créditos del Banco ni de ninguna financiera estatal. Sigo esperando que me hable para crear la empresa.
Para que no se le presenten ese tipo de problemas al presidente López Obrador con sus parientes y “amigos”, debe enviar una circular a todas las dependencias del gobierno federal donde les comunique que cualquier empresa recomendada por un pariente suyo o que en sus escrituras aparezca un familiar del presidente, o a un gestor que se ostente como su amigo, no le den ningún trato preferencial, con la pena de perder su cargo el funcionario que se los dé, y de iniciar una demanda por tráfico de influencias, castigado entre 2 y 6 años de cárcel por el artículo 221 del Código Penal Federal.
La promesa de combatir la corrupción fue la principal bandera de López Obrador para llegar a la presidencia, que hasta ahora no se traduce en hechos, como reducir las compras del gobierno por asignaciones directas, que continúan representando el 80%: 8 de cada 10 compras se realizan por asignaciones directas. Debe aumentar las licitaciones públicas y reducir la opacidad en los gastos, aludiendo la seguridad nacional.
Uno de los legados de AMLO debe ser el suprimir las causas de la corrupción en el gobierno, no solo castigar a corruptos de sexenios anteriores sin abolir sus causas estructurales.