Los tiempos que corren están marcados por una persistente inflación que impacta directamente en el poder adquisitivo de las personas, y se mantendrá en niveles altos al menos el resto de esta década. Hemos insistido en que tan complicado escenario es una clara señal para voltear la mirada hacia los activos reales (inversiones tangibles), que ahora mismo son la mejor opción para protegernos de la inflación y del debilitamiento de los activos financieros.
Esta visión es compartida por Simon Black, reconocido experto en inversiones y estrategias financieras –entrevistado, incluso, en este espacio–, quien asegura que los activos reales (que incluyen oro y plata, commodities o materias primas, recursos naturales, bienes raíces, objetos de colección de alto valor y tecnología productiva) tienen el potencial de seguir ofreciendo un desempeño destacado en los próximos años y muy superior al de los activos financieros (como las acciones, índices bursátiles, divisas, bonos, etc.).
Para hacer esta afirmación, el experto se basa en la relación a largo plazo que han tenido los precios de los activos reales y los de los activos financieros, una comparación en la que los primeros nunca –como hoy– habían estado tan baratos con relación a los segundos. Así se expuso en un simposio organizado por él hace unas semanas en Panamá.
Simon Black (seudónimo de James Hickman, fundador de la asesora empresarial Sovereign Man) apunta que –en términos estadísticos– los activos reales se encuentran múltiples desviaciones estándar por debajo de su media aritmética a largo plazo con respecto de los activos financieros. Y tiene razón. Están infravalorados.
En épocas inflacionarias anteriores, como la registrada en la década de los setenta del siglo pasado –recuerda–, los activos reales tuvieron un rendimiento excepcional, con un muy destacado desempeño del oro, el petróleo y las tierras agrícolas; un significativo auge del mercado inmobiliario en regiones como el sur de California, con precios de viviendas en Beverly Hills que se multiplicaron por siete durante ese tiempo, además del increíble éxito de compañías tecnológicas emergentes como Apple y Microsoft.
A menos que ocurra un gran auge de productividad –sostiene Black–, Estados Unidos se dirige hacia un nuevo periodo inflacionario de largo plazo, un escenario en el que los activos reales tendrán un desempeño sobresaliente en dólares otra vez.
Los desequilibrios en la producción y el consumo de energía, así como las disputas comerciales a nivel global, mantendrán la presión alcista sobre los precios, por lo que Black advierte que los activos tangibles serán la opción más atractiva para aquellos que buscan hacer crecer su patrimonio aceleradamente en los años por venir. No hay duda.
En este sentido, un estudio de Bank of America establece que la ratio (razón) entre el valor de mercado de los activos financieros y el de los reales alcanzó un nivel récord de 7.2 en 2020, lo cual implica que aquéllos valían siete veces más que éstos. Estaban –y a la fecha continúan– demasiado caros comparados entre sí; dicho de otro modo, los activos tangibles nunca habían estado tan baratos. Es momento de comprar.
En el mismo tenor, una encuesta realizada por la firma Aviva Investors a 500 inversores institucionales provenientes de Europa (incluido el Reino Unido), América del Norte y la región Asia-Pacífico, con 3.5 billones de dólares en activos bajo gestión colectivamente, establece que en los próximos años crecerán fuertemente las inversiones tangibles.
Casi dos tercios (64 por ciento) de las empresas planean aumentar sus asignaciones a activos reales en los próximos dos años.
Para muchas instituciones, esto representa una evolución más que una revolución, pues cerca de la mitad (47 por ciento) reportaron asignaciones existentes de inversiones tangibles de hasta un 10 por ciento.
Además, los inversores tienen la intención de adoptar un enfoque medido para aumentar las asignaciones: casi la mitad (46 por ciento) de los encuestados esperan incrementar en un 10 por ciento su exposición a activos reales.
La burbuja del peso abarata como nunca las inversiones tangibles
En México, la burbuja del peso lleva la infravaloración de los activos reales a niveles ridículamente bajos en moneda nacional.
Lo anterior significa que cada peso gastado en bienes e inversiones “duras”, como las comentadas en este artículo, ganará por partida doble: por su subida en dólares y por la inevitable depreciación futura de nuestra moneda.
Monedas de oro, bienes raíces de inversión que generen ingresos, ETFs de materias primas y bienes de lujo escasos y ampliamente codiciados, son algunos ejemplos de inversiones reales a realizar HOY MISMO, pues sería un gran error dejar pasar la oportunidad.