En línea con el tema del pasado reporte fundamental, en el que le compartimos que los “activos inflacionistas” continuarán siendo la mejor opción de inversión en el futuro próximo, esta vez comentamos la opinión de Marcel Kasumovich, jefe de investigación en One River Asset Management, quien señala que antes los períodos de inflación llevaban a los inversionistas a deshacerse de su efectivo por cualquier activo real, pero eso no está ocurriendo ahora.
La inflación mundial se disparó hasta el 9 por ciento en 2022 –refiere–, al surgir cuellos de botella en todas las cadenas de suministro, y los activos que se creía que protegían a los inversionistas de la inflación tuvieron un comportamiento no tan favorable como ellos hubieran deseado.
El precio de los activos reales, como el oro y el bitcoin, bajaban en la medida en que aumentaba la inflación, pero eso no quiere decir que “fracasaron” en sus funciones de cobertura, sino que las tasas de interés reales se dispararon, y ése fue el verdadero motor de los activos inflacionistas.
Para Marcel Kasumovich, la prueba es evidente en el comportamiento de los inversores, pues el aumento de la inflación se tradujo en una huida hacia el efectivo, no hacia los activos reales.
Aquí le comparto un dato: en el último trimestre de 2022, los gestores de fondos globales declararon la mayor tenencia de efectivo desde 2001, al mismo tiempo que todos los demás activos se desinflaban rápidamente, en respuesta al aumento de las tasas.
Ésa no es una mentalidad inflacionista –afirma Kasumovich–, sino la convicción de que la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos acabará con la inflación, dejando las tasas de interés reales más altas durante un tiempo.
De hecho, le comento que las expectativas del mercado apuntan a una caída de la inflación en 2023 y a que se mantengan bajas por lo menos durante los próximos 10 años.
Esto significa que el consenso de analistas se centra en la idea de que una recesión forzada, como la que está ejerciendo la Fed, hará que todo vuelva a la “normalidad”. Y es exactamente así como se están posicionando los inversionistas: largos (o alcistas) en bonos, cortos (o bajistas) en acciones y largos en dólares.
Kasumovich cree, sin embargo, que la próxima recesión (a diferencia de otras) será lenta y superficial, pues están surgiendo estabilizadores del mercado, como los descensos de la inflación, los rendimientos de los bonos y el dólar estadounidense, los cuales están amortiguando la caída económica.
Al analizar el ciclo de auge, caída y recuperación desde la perspectiva macroeconómica de las recesiones, se observa que los activos inflacionistas no disminuyen en la misma medida en una recesión. O sea que los activos inflacionistas pueden liderar la recuperación en contra del consenso de inversionistas, que esperan un regreso a la “normalidad”.
Los mercados de activos digitales se están adaptando a las fuerzas macroeconómicas, y ahora los activos inflacionistas están a la cabeza y jalando a los activos digitales, tanto que bitcoin y Ethereum han vuelto a los niveles anteriores a la estafa de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX.
De acuerdo con el Estudio sobre activos reales 2023, elaborado por el gestor global de activos Aviva Investors, aproximadamente dos tercios de los inversores institucionales tienen previsto aumentar sus asignaciones a activos reales en los próximos dos años.
La misma encuesta precisa que un número creciente de inversores ha aumentado su exposición a activos reales en los últimos tres años a manera de cobertura frente a la inflación, pasando del 33 al 53 por ciento.
En suma, los llamados activos inflacionistas tendrán un desempeño mejor del que espera la mayoría del mercado, y cometen un serio error quienes consideran que la “normalidad” del pasado regresará. No será así.
La recesión será prolongada y con una inflación más elevada de la que ya se da por descontada, lo que beneficiará –más que nunca– a los activos inflacionistas, entre los cuales el oro es también el rey.