El imperante panorama incierto y lleno de riesgos podría enfrentar a inversionistas y a otros agentes del mercado a tener que tomar decisiones difíciles, a optar por alejarse de las acciones y buscar refugio en otras alternativas de inversión aparentes (como los fondos de mercado monetario o los bonos) y reales (como el oro), en lugar de confiar en los endebles bancos y en la frágil economía en general.
Justo en medio de este escenario económico cambiante y desafiante, anote varios temas a los que debemos poner mucha atención, en concreto: la actuación de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, el comportamiento del mercado bursátil y de los precios del petróleo, el oro y el bitcoin.
A decir del muy influyente banco Goldman Sachs, en voz de su jefe de ventas de fondos de cobertura Tony Pasquariello, es interesante observar que si bien la Fed sigue elevando las tasas de interés y ejecutando el ajuste cuantitativo (QT), de manera paradójica su balance general ha aumentado notablemente.
La ambición de la Fed –el banco central más importante del planeta– es alcanzar una tasa terminal de fondos superior al 5 por ciento, pero al mismo tiempo se ha iniciado un nuevo capítulo de sustitución de la contracción del crédito por las alzas en las tasas de interés debido a la crisis bancaria.
Es decir, la Fed ha tenido que dar un paso hacia delante en el retiro de la liquidez, pero dos pasos hacia atrás inyectando más para ayudar a los bancos.
En cuanto a la política monetaria estadounidense, se prevé que la tasa de referencia experimente dos aumentos adicionales más de 25 puntos base, uno en mayo y otro en junio. Destaca, sin embargo, que algunos de los traders más experimentados creen que ya se dio el último aumento a las tasas de interés. En cualquier caso, el verano será interesante para seguir de cerca la evolución de la Fed.
Con relación al comportamiento del mercado bursátil, Goldman Sachs externa algunas preocupaciones; por ejemplo, que la amplitud del mercado ha sido objetivamente pobre, lo que ha llevado a una seria pérdida de impulso en los valores cíclicos no tecnológicos y en las partes más apalancadas del mercado.
Sin embargo, el índice de referencia S&P 500 ha sido protegido por el enorme desempeño de las mayores acciones del mundo, junto con un gran ajuste en las tasas de interés reales de Estados Unidos.
Mientras tanto, el precio del petróleo ha caído a la mitad de sus máximos del año pasado, un descenso que es casi igual al que experimentó durante la crisis financiera de 2008 y la recesión posterior a la burbuja tecnológica del 2000.
Aunque esto no es una buena noticia para los entusiastas de las materias primas, podría tener un efecto positivo en los hogares estadounidenses. El impulso implícito en los ingresos de los consumidores por la caída de los precios del crudo y la energía fue de alrededor del 1%, incluso antes de los datos de las últimas semanas, lo que podría ser una razón adicional para ser optimista sobre las perspectivas del gasto de la gente en EU.
En torno del oro hay una correcta percepción alcista que se ha reforzado rápidamente debido a las tasas de interés reales más bajas en Estados Unidos, un dólar más débil, un sentimiento negativo y retornos reales generalmente poco atractivos en muchos activos financieros. El refugio por excelencia no decepciona y todos deberían estar comprando algo de oro como protección y para potenciar ganancias en el mediano plazo.
Y aunque el bitcoin ha sido la mejor inversión en lo que va de 2023, aún es considerado como una inversión volátil y arriesgada, y su estatus de activo “real” sigue siendo objeto de debate.
Pasquariello pone en perspectiva que en el panorama financiero actual, las malas noticias parecen dominar la escena, y la situación de los bancos europeos y regionales de la Unión Americana no son la excepción.
La situación se agrava por el hecho de que la crisis de estrés financiero parece estar extendiéndose a otros sectores financieros europeos, como lo demuestran los recientes aumentos en los CDS (o permutas de incumplimiento crediticio).
El problema de la fuga de depósitos persiste en Estados Unidos, con una caída estimada del 40 por ciento en los préstamos de los bancos pequeños y un estancamiento en los otorgados por los grandes. Todo esto, en conjunto, puede llevar a una baja del 2.5 por ciento en el stock total de créditos bancarios, lo que hace que la perspectiva de una recesión sea cada vez más probable.
Ni qué decir de que en el horizonte se asoma una seria contracción del crédito bancario, lo que hace posible que se necesite un compromiso del gobierno de EU para evitar que la situación empeore y mantener una economía sólida.
Por si fuera poco, el flujo de dinero lejos de las acciones sigue siendo un problema. Los fondos de mercado monetario han recibido más de 238,000 millones de dólares en las últimas dos semanas, lo que revela una falta de demanda por otros activos de riesgo y un alejamiento de los depósitos bancarios.
Lo aquí expuesto sugiere que se profundiza el riesgo de una recesión “a la vuelta de la esquina”, durante los próximos 12 a 18 meses, una insinuación que podría convertirse en un fuerte viento en contra de los mercados de valores y de todos los activos de riesgo como el peso. Tenga cuidado.