Solo un perverso le apostaría al desempleo y a la pobreza, pero hay caminos que agravan esos males sociales por ignorancia o para lograr votos entre quienes creen que se pueden crear empleos y elevar salarios a través de leyes y decretos, cuyos efectos reales son contrarios a los anunciados.
Mejores salarios reales es un objetivo deseable, pero pensar que mediante leyes que aumenten los salarios mínimos se logrará es una mentira. Si fuera posible ya no existirían pobres en el mundo. Esos sofismas les permiten a legisladores ofrecer al trabajador aumentos en su nivel de vida mediante reformas laborales que solo suben su salario nominal, no su poder adquisitivo.
El único camino para incrementar el poder de compra de los trabajadores o salario real, es la creación de más empleos productivos, no falsos empleos en el gobierno, que para pagarlos toman dinero de los impuestos, provenientes de las ganancias de las empresas, lo que reduce los porcentajes para invertir en la creación de empleos: más empleos improductivos en el gobierno implica menos empleos productivos en las empresas, pues la creación de empleos y los impuestos salen de la misma bolsa donde están las ganancias.
Aumentar los salarios reales, lograr una mayor capacidad de compra de un salario, solo es posible mediante una mayor inversión productiva que origine empleos sustentables, sostenidos en la creación de riqueza de quien trabaja y no en subsidios gubernamentales provenientes de los impuestos, de la impresión de dinero o deuda, que generan aumentos de precios, inflación y que reducen los salarios reales.
El país que en el siglo XX creó más empleos, recibió más inmigrantes pobres y desempleados, fueron los Estados Unidos. Su secreto, una legislación laboral flexible, facilidad para contratar y despedir, sin leyes que consideran al empleador un explotador y ladrón de la plusvalía de la riqueza creada.
Si en México por populismo, ignorancia o mala fe, seguimos engañando a los pobres mediante leyes que reparten prebendas y obligan a los creadores de empleos a pagar por arriba de la productividad del trabajador y le imponen cargas que desalientan la creación de empleos, tendremos más desempleados, muchos de los cuales buscarán emigrar a los Estados Unidos.