La tormenta y la devastación

El pasado miércoles AMLO dijo, refiriéndose a los afectos de la cancelación de la construcción del NAICM en Texcoco (el error de octubre) en los mercados financieros, que la tormenta había pasado, lo cual debe interpretarse, ¿o no?, como el fin de las presiones a la alza sobre el tipo de cambio y a la baja sobre la bolsa de valores.  La tormenta, ¿ya pasó? Veamos.

El lunes la bolsa de valores perdió 4.39 por ciento. El martes la pérdida fue 0.78. El miércoles ganó 0.92. Ayer jueves la ganancia fue del 3.42 por ciento.  

Por su parte el tipo de cambio el lunes se depreció 1.53 por ciento, el martes 1.16, el miércoles 1.45, y ayer jueves se apreció 0.94 por ciento.

Con estos resultados, ¿podemos afirmar que la tormenta ya pasó? Todo depende de que se entienda por “la tormenta ya pasó”. Hay dos posibilidades: 1) que ya cesaron la presiones, alcistas sobre el tipo de cambio, bajistas sobre la bolsa de valores; 2) que tanto el tipo de cambio, como el Índice de Precios y Cotizaciones de la bolsa de valores, ya regresaron a los niveles del viernes 26, previos al error de octubre.

Ayer jueves el peso se apreció frente al dólar y la bolsa de valores ganó, pero tanto el tipo de cambio como el Índice de Precios y Cotizaciones están, el primero por arriba (20.13 contra 19.46), el segundo por debajo (45,446.83 contra 46,275.71), de los niveles del viernes 26.

Haya o no pasado la tormenta, la pregunta que debemos hacernos es cuánta devastación dejará a su paso, sobre todo en la competitividad de la economía mexicana, en su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, y por lo tanto en la confianza de los empresarios, en su disposición para invertir directamente en México, inversiones directas de las que dependen la producción de bienes y servicios, la creación de empleos, la generación de ingresos y, por ello mismo, el crecimiento de la economía y el bienestar de las personas.

Para responder la pregunta por la devastación causada por la tormenta tendremos que analizar, en los próximos meses, el comportamiento de la formación bruta de capital fijo, de las inversiones en instalaciones, maquinaria y equipo, que por proporcionar la infraestructura física para llevar a cabo los procesos de producción son un buen indicador del comportamiento de la inversión directa en su conjunto.

Lo dije desde el principio de toda esta farsa (la consulta), de todo este error (el de octubre): el efecto de la cancelación de la construcción del NAICM en Texcoco sobre el tipo de cambio y la bolsa de valores (la tormenta) será lo de menos. Lo de más (la devastación) será el efecto sobre la disposición de los empresarios para invertir directamente en México; sobre la competitividad de la economía mexicana; sobre la producción, el empleo y el ingreso; sobre el crecimiento y el progreso; sobre el bienestar de la gente. La magnitud de la devastación está por verse.

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Arturo Damm Arnal

Estudié economía, filosofía y derecho. Liberal. Profesor universitario. Periodista. Conferencista. Colaborador de @LaRazon_mx y @adn40 .