La denuncia del Obispo de Cuernavaca Ramón Castro y Castro en contra del gobierno del Estado de Morelos por impedir que tres camiones que tenían como destino el centro de acopio ubicado en Cáritas, organización de la Iglesia Católica, ubicado en el Seminario, es de suma gravedad, pues significa la politización de la ayuda para los damnificados.
Esto implica que el gobierno estatal pretendía adjudicarse esa ayuda para tener el agradecimiento de los morelenses beneficiados con las despensas ante la proximidad del proceso electoral del 2018. Conclusión obvia. Por ello la FEPADE investiga el caso.
Dentro del proceso de ayuda solidaria a damnificados, una de las acciones más significativas, pero también de gran importancia para resolver necesidades, ha sido la aportación voluntaria de despensas por parte de la ciudadanía.
Hoy los centros de acopio creados por grupos de la misma sociedad han sido una respuesta que habla de buena fe y solidaridad. Es tradicional que la gente que menos dinero tiene, aporte ayuda con gran sacrificio y generosidad, con mucha conciencia de querer apoyar a los menos afortunados.
Sin embargo, es un tema recurrente que en los ámbitos de los gobiernos municipales y estatales, la falta de planeación, o de plano la mala fé, impiden que esta ayuda llegue oportunamente a sus destinatarios.
La buena fé ciudadana se termina viendo obstaculizada por la logística de la distribución, o sea almacenaje y transportación al destinatario final.
Como ejemplo vemos que en redes sociales está circulando un video donde Jaime Juárez, quien se presenta como parte de la contraloría municipal de Cuernavaca, denuncia desde el aeropuerto que por instrucciones de “alguien”, que no se especifica, no se han entregado los víveres procedentes de ciudadanos y organizaciones altruistas de Veracruz.
Es tiempo ya de crear un gran sistema de distribución de bienes y aportaciones ciudadanas en tiempos de desastres naturales, para que estos bienes no pasen por autoridades gubernamentales locales y así la ciudadanía tenga la seguridad de que su ayuda llega de forma directa a quien lo necesita sin que medien intereses políticos.
En un país vulnerado por la desconfianza es necesario transparentar acciones como estas por medio de un gran sistema eficiente y confiable, de tipo bipartita, regido por un consejo de administración donde participen ciudadanos con gran trayectoria en el ámbito de la filantropía, reconocida solvencia moral y compromiso social.
Por el lado gubernamental, sería de gran valía involucrar a dos instituciones con gran experiencia en apoyo ciudadano en casos de desastres, como son la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina, que además, tienen reconocimiento público y credibilidad.
El sistema DN3 operado por las Fuerzas Armadas es un gran activo que se debe capitalizar.
A partir del sobrecalentamiento global y grandes cambios en el ecosistema, se han multiplicado los huracanes, inundaciones y sismos y es necesario considerar que la ayuda humanitaria se debe optimizar a través de un gran sistema eficiente y confiable.
Además, es urgente tipificar jurídicamente que el mal uso o desvío de víveres en contextos de desastre, se convierte en un gran delito porque atenta contra la sobrevivencia de segmentos vulnerables de la población.
Ha habido casos en los cuales se han descubierto bodegas de gobiernos municipales con despensas que no fueron entregadas a sus destinatarios y este delito de “lesa humanidad” no tuvo consecuencias para las autoridades negligentes que impidieron que esos recursos cubrieran las necesidades básicas de gente vulnerable.
Crear un gran sistema de distribución es una gran necesidad para los tiempos peligrosos que asoman en el futuro.
¿Usted cómo lo ve?
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