En el último reporte fundamental le hablo de cómo la inversión de la curva de rendimientos del mercado de bonos presagia recesiones en las economías, incluida la de México, que –le confirmo– está cayendo en pleno estacamiento. ¡Y a las pruebas me remito!
De acuerdo con el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), a cargo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), México acaba de presentar una parálisis económica con una variación del cero por ciento en mayo respecto de abril.
El Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), que es elaborado por el mismo organismo gubernamental, había pronosticado un crecimiento del 0.4 por ciento, pero el estancamiento de mayo nos enfrenta a una realidad muy diferente.
De hecho, el comportamiento de algunos sectores clave de las actividades secundarias y terciarias es motivo de preocupación entre los analistas, que alertan sobre los riesgos que podrían agravar la situación en el futuro cercano.
En las actividades secundarias en especial destaca la significativa contracción del sector manufacturero, que registra una tasa mensual de decrecimiento del 1.43 por ciento, que representa el mayor retroceso desde septiembre de 2021.
La consultora de investigación económica Pantheon Macroeconomics destaca que entre los componentes que más impactan negativamente en la economía mexicana están el aumento de las tasas de interés reales, las condiciones externas menos favorables y un mercado laboral debilitado.
Desde su punto de vista, los riesgos internos y externos han aumentado recientemente, pues la entrada de remesas a México se está moderando y la industria manufacturera de Estados Unidos se encuentra bajo presión. Ambos factores perjudicarán la confianza y a la actividad económica en el mediano plazo.