Con una “impresión” de dinero desenfrenada por parte de bancos centrales de todo el mundo, a la que se han sumado afectaciones en las cadenas de suministro de mercancías y problemas en la oferta de alimentos y combustibles por la guerra en Ucrania, se ha creado un cóctel explosivo en la economía mundial que derivará pronto en una “hiperinflación”.
Es complicado definir la hiperinflación porque depende de a partir de qué nivel consideramos que el alza de precios ya es “demasiado elevada”. Es decir, todo está en función del punto desde el que se compare.
Hay casos fáciles e innegables de hiperinflación como el de Venezuela en años recientes, por ejemplo. En ese país sudamericano la inflación anual en 2021 fue de 686.4 por ciento, la más alta del mundo.
El asunto es que en el caso de México, Estados Unidos y otros países del mundo, esta combinación de factores desastrosos señalados al inicio está llevando a los índices de precios al consumidor a alcanzar las tasas anuales más elevadas de los últimos 40 años.
Peor aún: en este espacio pronosticamos que la inflación general en el país y la Unión Americana, alcanzarán en próximos meses tasas de crecimiento de dos dígitos. Una ‘hiperinflación’ para los estándares a los que hemos estado acostumbrados ya durante décadas. ¡Hacia allá vamos!
El precio de los alimentos seguirá al alza
Los precios de los alimentos están ya en máximos históricos y la velocidad del aumento es bastante notable. Russell Clark, gestor de fondos de alto riesgo y ganador de múltiples premios, explica que el alza de los precios de los alimentos se debe a múltiples choques.
El primero es que la gripe porcina africana afectó la cría de cerdos de China desde 2019 y esto provocó que los precios de la carne aumentaran drásticamente en ese país hasta seis veces más que en Estados Unidos.
Los porcicultores suelen fijarse en la relación cerdo/maíz como guía de rentabilidad, pues por lo general se necesitan 4 kg de grano para 1 kg de carne de cerdo. Esta relación de cerdo/maíz se disparó a un máximo histórico en China en 2020.
China se ha convertido en un gran importador de maíz y esto ha sido un gran problema, porque si bien esto es positivo para el grano (como destaca la relación entre el cerdo y el maíz), la cría de cerdos en China es ahora deficitaria.
Por otra parte, la invasión rusa de Ucrania ha creado un shock de oferta. Como punto de comparación, tan solo la demanda china de cereales secundarios (maíz, sorgo y cebada) es superior a las exportaciones combinadas de Rusia y Ucrania.
“Estamos pasando a un nuevo entorno político, que sugiere que la inflación de los alimentos y el aumento de los precios agrícolas están aquí para quedarse”, destacó Russell Clark.
La carne de res estará por los cielos durante 2022
La empresa cárnica brasileña JBS, el mayor productor de carne del mundo, advierte que los precios de la carne de res se mantendrán altos a lo largo de 2022 en Estados Unidos, impulsados por una sólida demanda interna, un elevado número de envíos al extranjero y una menor oferta de ganado (ver gráfico de precios por libra en Estados Unidos).
Incluso señala que debido a que el comportamiento de los consumidores aún no ha cambiado, los precios deben subir aún más para alcanzar un punto en el que comiencen a frenar la demanda. Además, con la guerra en Ucrania se han interrumpido cadenas de suministro que no se han recuperado desde el inicio de la pandemia, lo que ha provocado presiones de costos adicionales –desde el combustible hasta la alimentación animal, pasando por el embalaje, el transporte y la escasez de mano de obra.
De acuerdo con sus datos, los costos de producción aumentaron un 21 por ciento en el cuarto trimestre de 2021 con respecto al año anterior, mientras que los gastos de venta se dispararon un 40%. La división estadounidense de carne vacuna reportó 40 por ciento más costos en el trimestre, por cabeza de ganado.
El petróleo se dirige hacia los 150 dólares… y más.
De acuerdo con un reporte de la agencia Reuters, las exportaciones de petróleo de Rusia y Kazajstán a través del Consorcio del Oleoducto del Caspio (CPC) desde el Mar Negro pueden caer hasta en 1 millón de barriles por día (bpd), o el 1% de la producción mundial de petróleo, debido a los daños de una tormenta el fin de semana.
Por otro lado, Doug King, gestor del fondo Merchant Commodity Fund, advierte que el petróleo Brent alcanzará probablemente los 150 dólares por barril este año, ya que el choque de la oferta derivado de la crisis en Europa coincide con una alta demanda de personas deseosas de viajar después del virus.
Mientras tanto, en su intervención en la cumbre mundial de FT Commodities, el codirector de comercio de petróleo de Trafigura, Ben Luckock, afirmó que el equilibrio cada vez más ajustado entre la oferta y la demanda significa que los precios del petróleo van a seguir subiendo.
“Creo que se producirá un enorme retroceso y creo que se verán 150 dólares este verano”, dijo Luckock. Este miércoles el Brent cotizó en torno a los 121 dólares, y el WTI cerca de los 115 dólares.
Probable escasez de diésel pone en riesgo al transporte
Es necesario advertir que esta ‘hiperinflación’ de la que hablamos también puede llevar a eventos extremos, como racionamientos o escasez de alimentos y combustibles en distintas partes del planeta, y en el caso de un escalamiento del conflicto bélico podrían convertirse en algo mucho más grave.
Tal es el caso del diésel, una fuente de energía que es absolutamente crítica para mantener el transporte de mercancías en funcionamiento.
Durante la Cumbre Global de Materias Primas organizado por Financial Times en Lausana, Suiza, directores de grandes empresas advirtieron que podrían perderse diariamente hasta 3 millones de barriles de petróleo y derivados importados desde Rusia como consecuencia de las sanciones.
También señalaron que los mercados mundiales se enfrentan a una escasez de diésel, siendo Europa la que más riesgo corre de sufrir una escasez “sistémica” que podría provocar un racionamiento de combustible.
“El diésel no es sólo un problema europeo; es un problema mundial. Realmente lo es”, alertaron en la cumbre.
De igual modo, Russell Hardy, jefe de Vitol, comerciante de petróleo con sede en Suiza, advirtió que “ese déficit sistémico de diésel está ahí”, y recordó que “Europa importa aproximadamente la mitad de su diésel de Rusia y aproximadamente la mitad de su diésel de Medio Oriente”.
El problema no para ahí. Sin diésel no solo se detendrá el tráfico en Europa, sino que – otra vez- se agravará todavía más la situación de las cadenas de suministro y de apoyo logístico que proporcionan los camiones en todo el territorio de Estados Unidos.
El verdadero impacto de la “hiperinflación” que aludimos, apenas se comienza a sentir.