El caso judicial que sigue el fiscal Alejandro Gertz Manero en contra de la familia Cuevas Morán, -su familia política-, desnuda, -tanto la vulnerabilidad de la FGR-, como la crisis moral de todo nuestro sistema de justicia.
Por una parte, exhibe la vulnerabilidad tecnológica de la FGR y nos lleva a concluir que si el fiscal general de la nación puede ser intervenido en sus llamadas telefónicas personales por sus adversarios políticos, seguramente será muy fácil para el crimen organizado mantener vigilados a sus subalternos y a toda la estructura operativa de esta institución. Esto podría explicar en parte la impunidad que campea por todo el país.
Sin embargo, también cabe la posibilidad de que el mismo fiscal no sea disciplinado para seguir los protocolos de seguridad tecnológica del importante organismo que él encabeza, lo cual también sería muy grave pues pone en riesgo la secrecía que debe rodear a los asuntos delicados que él encabeza.
Por otra parte, si el proyecto de sentencia realizado por el ministro de la SCJN Alberto Pérez Dayán hubiese sido enviado directamente al fiscal por propia voluntad del ministro, -como un acto de cortesía-, pondría en entredicho la independencia y objetividad de la SCJN frente a una de las partes y de paso esta acción podría calificarse como contubernio, aunque fuese una práctica cotidiana de hace muchos años, pues no resistiría un juicio moral.
Pero… si en lugar de haber sido enviado este documento desde la SCJN hubiese sido obtenido como producto del espionaje, entonces sería un delito, pues vulneraría la confidencialidad que debe rodear a las decisiones de la Corte.
Por lo que toca al fiscal, este caso de índole familiar se está convirtiendo en su “talón de Aquiles”.
El derecho que él reclama asumiéndose como cualquier ciudadano, no tiene el mínimo sustento.
Él no sólo es un funcionario que tiene todo el poder para doblegar al sistema de justicia a su favor, -como lo haría cualquier secretario de estado-, sino que él encabeza la procuración de justicia, como lo describe la nomenclatura anterior de su cargo. Si alguien debe imponer el ejemplo de ser escrupuloso y evitar conflictos de interés, debe ser él.
¿Con qué autoridad moral puede exigir a un subalterno, -de cualquier nivel-, separar las responsabilidades de su cargo, de sus intereses personales? Él debe convertirse en un ejemplo de pulcritud en su cargo. Eso representa, -en cualquier lugar del mundo-, el contexto moral que debe enaltecer a quien detenta este honroso cargo.
Este caso también exhibe al presidente de la república, quien públicamente se ha manifestado arropándolo y dándole su aval, no obstante que la intromisión directa del fiscal, -en su propia demanda-, represente un abuso de poder frente a un adversario, -o sea su familia política-, la cual queda en posición de indefensión y vulnerabilidad.
¿Quién podrá creer en la imparcialidad del fiscal en cualquier otro caso delicado?
Si la justicia es equilibrio y representa el predominio de la razón, el proceder de este funcionario en este caso tan emblemático y sensible echa por tierra la confianza que debe transmitir a todos los ciudadanos, quienes debiésemos sentirnos protegidos por él y por la institución que él encabeza.
La prepotencia utilizada en este caso y la red de complicidades a su rededor ponen en evidencia la actual crisis moral del sistema de justicia de nuestro país. Por ello hay un vacío de autoridad moral en todo México, país que vive una violencia desbordada por una parte y un sentimiento colectivo de desconfianza frente a quienes son los responsables de la procuración de justicia.
¡Pobre México!.
LA NUEVA DIPLOMACIA MEXICANA
La respuesta del Gobierno de la República al Parlamento Europeo en relación con el tema de la inseguridad en el ejercicio del periodismo, muestra el nacimiento de una nueva política exterior.
El texto se compone de descalificaciones e insultos como respuesta de nuestro gobierno al pleno donde están representados todos los países que componen la Unión Europea. 607 votos de legisladores a favor y solo dos en contra, de un total de 705.
“Es lamentable que los diputados del Parlamento Europeo se sumen como borregos a la estrategia reaccionaria y golpista del grupo corrupto que se opone a la Cuarta Transformación”, dice el documento emitido por el Gobierno de la República.
Independientemente del contenido y la validez de sus argumentos, es el lenguaje utilizado en este documento lo que nos debe dar vergüenza a los mexicanos, pues no es el modo de dar respuesta a la comunidad internacional. Con enviar una nota diplomática firme pero cortés hubiese bastado para mantener una relación de respeto, como corresponde a un país democrático y valorado en el exterior, como lo ha sido el nuestro.
En cambio, una respuesta visceral y agresiva, -totalmente desusual y fuera de contexto-, confirmó a los legisladores europeos sus temores.
El Parlamento Europeo es el organismo que aglutina a todos los países de la Unión Europea, equivalente al Congreso de la Unión de nuestro país.
Debiésemos preguntarnos ¿Cuál habrá sido la verdadera intención de nuestro presidente al redactar personalmente este documento?
Para nosotros los mexicanos esta narrativa y este lenguaje se volvieron cotidianos al ser recurrentes en “las mañaneras” y por ello no nos sorprenden. Sin embargo, como parte del protocolo diplomático representa una aberración en boca del presidente de un país respetado internacionalmente como lo es el nuestro.
Definitivamente no pretendió generar confianza en sus políticas ni en la gobernabilidad del País.
Con toda seguridad el Parlamento Europeo no se enganchará en una discusión de este tipo. Entonces veremos que asumirá con mucha sensibilidad la conveniencia de no dar respuesta e ignorar la misiva, o dará un cortés y diplomático acuse de recibido.
Sin embargo, con toda seguridad esta experiencia prenderá las alarmas de los inversionistas de sus respectivos países, quienes entenderán que el Estado de Derecho en México está sobre asedio continuo y sujeto a los embates de un gobierno que está dispuesto a todo con tal de imponer sus doctrinas ideológicas, sin importar las consecuencias económicas y políticas que pueden impactar negativamente al desarrollo de este país.
Sabemos de la capacidad de nuestro canciller Marcelo Ebrard, pero… ¿No se enteró de este documento o simplemente calló para complacer a su jefe y mantenerse en su equipo?
¿A usted qué le parece?
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