Escuché una entrevista de López Dóriga al profesor del IPADE y de la Universidad Panamericana, Dr. José Antonio Lozano Diez, sobre un tema que parece secundario y sin importancia en nuestro destino, el aburrimiento: no tener nada que hacer o en qué pensar. Ese estado mental nos puede llevar a conductas que dañan a otros o hasta al suicidio.
Lozano Diez citó una serie de Nexflix que puede agravar las conductas de quienes ya cayeron en el aburrimiento, que algunos lo adjudican a no salir de la casa por el COVID, que lo puede aumentar, pero no crear. El aburrimiento no acontece necesariamente entre quienes viven en la soledad, sino por la ausencia de una vida interior, de inquietudes intelectuales y de proyectos futuros. Esas carencias nos llevan al destructivo aburrimiento.
Tuve la oportunidad de platicar hace años con Viktor Frankl, autor del famoso libro “El hombre en busca de sentido”. Le pregunté si la diferencia entre sus tesis y las de Freud eran, que él consideraba la ausencia de proyectos futuros como el principal factor del éxito o fracaso de una persona, mientras que Freud sostiene que es su pasado, el cual consciente o inconscientemente, reduce o suprime las ganas de vivir, y genera traumas y frustración.
Viktor Frankl me contestó que la perspectiva del futuro y no los recuerdos del pasado son la principal diferencia de sus tesis con las de Freud. Un pasado que nos llenó de odio y envidia o de recuerdos gratos y de cariño, es importarte en nuestra vida, pero los proyectos futuros o su ausencia son determinantes.
Uno de los grandes filósofos de todos los tiempos, Immanuel Kant, pasó casi toda su vida en un pequeño pueblo: de su casa a la escuela a dar clases, y de la escuela a su casa, pero le faltaba tiempo para pensar, nunca se aburrió.
El aburrimiento no tiene su principal causa en la soledad o la ausencia de una vida familiar, sino en la carencia de una vida interior, de no pensar y de la falta de proyectos. La pandemia no creó el aburrimiento, lo agravó, y más entre quienes piensan que se combate con tomar con los amigos. Son importantes las relaciones con parientes, amigos y el salir a pasear, pero no son los principales remedios para superar el aburrimiento.
La causa del aburrimiento es la ausencia de una vida interior, de pensar, leer, observar, aprender, crear y la falta de principios éticos, morales, creencias y de proyectos futuros.