El mercado tendrá que seguir a la expectativa de cuándo es que van a bajar (o no) la tasa de interés de referencia, ya que los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) no se ponen de acuerdo, con posturas ya sea restrictivas o flexibles, aunque todos preguntándose –quizá– si sería adecuado disminuirla este año a pesar de que la inflación rebase el rango objetivo de 3 +/- un punto porcentual.
Tal es el mandato único de Banxico: mantener la inflación baja y estable, pero los discursos de sus miembros revelan que no han alcanzado un consenso en torno de la estrategia a seguir, lo que podría acarrear una pérdida de credibilidad en el banco central.
De hecho, el mercado no cree que Banxico logre disminuir la inflación al nivel que prevé hacia finales de este año, del 3.5 por ciento.
Y es que en lugar de dar certezas, las diversas posturas de los miembros de la Junta de Gobierno le abonan a las incógnitas, pues no falta el que considera que ya hay condiciones a fin de discutir la posibilidad de recortes en las próximas reuniones, el que clama por ser cautelosos para evitar un relajamiento prematuro o el que se pronuncia por que la tasa de referencia permanezca en su nivel actual durante más tiempo.
En conferencia de prensa este miércoles –para dar a conocer el informe de Banxico del trimestre octubre-diciembre del año anterior, el subgobernador Jonathan Heath lo volvió a decir: “Yo creo que sería un error enorme empezar a bajar prematuramente la tasa de política monetaria mucho antes” de tener “muy claro que sí vamos a realmente poder ganar la batalla en el tiempo que estamos nosotros designando”.
La postura de Heath es la adecuada, y en este espacio la compartimos: si la tasa de interés contribuyó enormemente a la sobrevaluación actual del peso y a contener la inflación, comenzar la relajación pronto -por lento que desinfle esa burbuja del tipo de cambio barato- contribuirá a presionar al alza los precios en el peor momento. Recordemos que 2024 es un año electoral y de déficit público récord, en el que ríos de dinero legal e ilegal fluirán en masa.
No obstante, Heath matizó considerando que podrían hacer un “ajuste fino” a la tasa de interés, de 25 puntos base, pero en función de la tasa real ex ante, que no es otra cosa que restarle la inflación esperada a la tasa vigente, ubicada hace ya un año en el nivel récord del 11.25 por ciento.
Es decir, la propuesta de Heath no buscaría empezar a reducir la postura monetaria restrictiva de Banxico, sino mantenerla prácticamente en el mismo nivel para prevenir un deterioro de las expectativas inflacionarias.
Riesgos para la economía
Desde luego que ese primer ajuste va a depender de cómo evolucionan los datos de aquí a la próxima reunión de la Junta de Gobierno (el 21 de marzo), cuando volverán a evaluar si es o no oportuno rebajar los tipos de interés. Pensamos que no.
En ese sentido, en el informe presentado en la misma conferencia se lee que Banxico redujo su expectativa de crecimiento de la economía mexicana para el presente año del 3 al 2.8 por ciento, una baja poco significativa en sí, pero que cobra relevancia porque resulta del menor avance registrado en el cuarto trimestre del año previo con relación a lo anticipado y el gobierno de la 4T quisiera cerrar la puerta con el mayor crecimiento posible.
Le hablo de una variable que nutre las incógnitas que debe despejar el Banco de México, que identificó varios riesgos para la economía:
–Detrimento en la demanda externa de México. A pesar de la resiliencia mostrada por la economía de Estados Unidos, no se puede descartar que su crecimiento sea menor al esperado.
–Escalamiento de conflictos geopolíticos. Esto repercutiría adversamente en la economía global o en los flujos de comercio internacional.
–Condiciones financieras más astringentes y/o episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales. Afectarían los flujos de financiamiento para las economías emergentes.
–Gasto público. Un riesgo si conlleva un impulso de la actividad económica del país por debajo del anticipado y que el gasto en inversión sea menor al previsto o insuficiente para apoyar el crecimiento de la economía, en particular a largo plazo.
–Fenómenos meteorológicos. Por ejemplo, que temperaturas extremas o ciclones impacten negativamente la actividad económica nacional.
A esto puede añadir que hay una falta de sincronización entre la política monetaria y la fiscal, pues el gobierno quiere terminar sus obras aun a costa de aumentar el déficit público, lo que es incompatible con una política monetaria restrictiva.
En español: Banxico jala la cuerda para bajar el alza de precios mientras el gobierno tira en sentido contrario derrochando a manos llenas.
En fin que coincidimos con Heath en que la mejor apuesta es mantener la postura monetaria actual hasta estar seguros de que realmente se le ganará la batalla a la inflación, y ya estamos en el mes en el que veremos si Banxico opta por cumplir su obligación constitucional de combatir la inflación o por jugar a la política bajando su tasa de interés para agradar al gobierno, que como le digo, busca cerrar su sexenio con el mayor crecimiento económico que sea posible.