El año 2021 se fue pero nos dejó grandes enseñanzas en materia monetaria. Una de ellas es que los bancos centrales reconocen que están rezagados en avances tecnológicos y por lo tanto deben cambiar su forma de pensar sobre las monedas digitales y cómo pueden coadyuvar a los sistemas de pago nacionales.
La semana pasada el gobierno federal anunció a través de su cuenta de Twitter que el Banco de México (Banxico) tendrá una moneda digital propia en circulación hacia 2024. Esto se dio después de que uno de sus subgobernadores, Jonathan Heath, adelantó en una videoconferencia privada que para finales de ese año el banco central tendría en operación el sistema de lo que podríamos llamar un “cripto-peso”, que es la versión criptográfica del dinero que tenemos en cuentas bancarias, billetes y monedas.
Dicho de otro modo, el Instituto Central tendrá su propia “CBDC” (Central Bank Digital Currency), al igual que muchas otras autoridades monetarias que ya trabajan en sus versiones nacionales.
Pero ¿qué es una CBDC? Es literalmente una moneda digital respaldada por un banco central. Se trata de una forma electrónica de dinero oficial centralizado. Es pues la misma unidad monetaria (por ejemplo, el peso mexicano, el dólar, la libra esterlina, etc.) que se suma a los billetes, monedas y cuentas bancarias ya existentes.
Entre las principales características de las CDBCs se encuentran:
• Ser el mismo dinero tradicional, pero en forma digital;
• Es emitido y gobernado por el banco central de un país;
• Su valor (y su pérdida de poder adquisitivo por inflación) es el mismo que el de la moneda de curso legal porque NO ES una criptomoneda distinta de esta;
• Sus registros y transferencias contables se basan en un “libro de contabilidad digital” centralizado, y para ello, por lo general aprovecharán la misma tecnología de cadena de bloques o blockchain en la que se sustenta el bitcoin.
Sin embargo, en el caso específico de México, llama la atención que haya sido el propio gobierno, y no Banxico, quien hiciera el anuncio. Esto de entrada nos enciende una alerta amarilla respecto a la autonomía del banco central, en el contexto de la llegada de Victoria Rodríguez Ceja como la nueva gobernadora de la institución.
Y digo que es una alerta porque, por decir lo menos, no fue “políticamente correcto” que sólo el gobierno lo anunciara. Hasta el cierre de este articulo ninguna cuenta oficial ni el portal de Banxico hacen todavía alusión alguna al lanzamiento del “cripto-peso”.
Debemos preguntarnos: ¿quién y por qué decidió hacerlo de esa manera? ¿Cuál era la urgencia de hacerlo público? ¿Por qué Banxico sigue guardando silencio?
Como sea, atendiendo al fondo del asunto, la llegada del “cripto-peso” es la admisión formal de una innegable realidad: el bitcoin venció al Banco de México y a todo el sistema internacional de bancos centrales, forzándolos a evolucionar.
Su tecnología financiera, la cadena de bloques (blockchain) no fue un invento de ellos, y para intentar no quedar en la obsolescencia frente a las criptomonedas de origen privado y de operación descentralizada, han decidido todos “subirse al tren” de esta nueva oleada tecnológica.
Sí, la mayor revolución en el campo monetario – como suele suceder en todos los ámbitos de la economía-, no vino del gobierno ni de las instituciones estatales, sino de la creatividad empresarial de los individuos.
Cada día son más las personas que se cansan del actual sistema monetario fraudulento que opera la banca internacional para beneficiar a gobiernos con déficits presupuestarios permanentes, como el de México y Estados Unidos, por mencionar sólo los dos más cercanos. En realidad, son la mayoría de los gobiernos del mundo los que se endeudan así, de manera exponencial, para gastar a manos llenas y para “estimular” la economía, con lo que roban poder de compra del dinero de los ciudadanos, creando inflación. No sorprende que los índices de precios se encuentren hoy en máximos de varias décadas.
Por si lo anterior fuera poco, debemos advertir al público inversor que las autoridades monetarias están creando las CBDCs para poder fiscalizar (controlar) cada centavo de nuestro dinero en tiempo real. Los gobiernos quieren saber cuántos tenemos, durante cuánto tiempo y hasta en qué lo gastamos, lo que pone en grave riesgo la privacidad de las personas y atenta contra nuestra libertad individual.
Es ante ese tipo de arbitrariedades que los inversores más avezados preferimos “blindar” nuestros patrimonios con oro físico, y recurrimos a alternativas digitales fuera del control de los bancos centrales, como el bitcoin. Ninguno de ellos, ni el oro físico ni el bitcoin, pueden ser creados al capricho de ningún gobierno, y su valor – lejos de verse disminuido con la creación infinita de dinero fíat-, se mantendrá en ascenso.
En conclusión: qué bueno que Banxico admita su obsolescencia y derrota frente a la nueva era monetaria, porque dicha admisión sólo nos confirma que debemos mantenernos LEJOS, lo más lejos posible de las divisas oficiales en cualquiera de sus formas, que tras la pandemia, viven una época de inflación global sin precedentes, y que buscan pasar ahora al control total de nuestro dinero y de nuestras vidas. ¡No lo debemos permitir!