En una entrevista al Premio Nobel de Química, mexicano, Mario Molina Montes, sobre el tema de la actual contingencia ambiental, entre los riesgos que él menciona, está el de los incendios forestales, lo cual representa la posibilidad de una catástrofe, ya que como hemos visto en los últimos tiempos, ni siquiera en países como Estados Unidos, que cuenta con gran infraestructura para combatirlos, tecnología y recursos económicos, pueden ser controlados sin que hayan destrozado grandes extensiones de territorio.
¿Qué podríamos esperar en México respecto a la posibilidad de que sucediera una catástrofe de este tipo?.
El cambio de gobierno, con el consiguiente relevo de gente experimentada y capacitada, por nuevos funcionarios que apenas llegan a aprender, así como la reestructuración de las prioridades presupuestales, nos ponen frente a graves riesgos, en un país que no tiene cultura de prevención en ningún ámbito, ni colectivo ni privado.
En una entrevista radiofónica Gabriel Quadri, ambientalista, hacía un recuento de esta problemática y nuestros riesgos parecían multiplicarse a partir de prácticas irresponsables en el campo mexicano, ya que como él explicaba, la quema de pastizales es una actividad común para preparar la tierra para nuevos cultivos. Esta práctica se puede complicar por inexperiencia o contingencias ambientales que hagan que quien lo provoca pierda el control.
Seguramente la SEMARNAT hoy ya no tiene los recursos humanos capacitados, la tecnología, ni los recursos económicos para enfrentar una contingencia de este tipo si esta se sale de control en grandes proporciones.
Es fundamental señalar los graves riesgos que una práctica común como lo es esta, puede representar, hasta llegar a una tragedia de grandes dimensiones.
Se vuelve necesario poner atención y reglamentar estas prácticas ancladas en usos y costumbres, en una época en la cual la naturaleza ha modificado sus condiciones, seguramente como consecuencia de la irresponsabilidad humana con el medioambiente.
Si a esto añadimos una nueva cultura política percibida en el gobierno federal, temeroso de aplicar la ley, ya que por una confusión conceptual cualquier acción correctiva tiende a calificarla como “represión”, la evasión de la responsabilidad de aplicar su autoridad, puede agravar una tragedia.
En el campo la gente considera que lo que sucede dentro de su propiedad es su total derecho a decidir, sin conciencia del impacto que una acción específica en un espacio particular, puede provocar en el ecosistema, que es de impacto colectivo.
Como vemos, los riesgos implícitos en la naturaleza, en nuestro país se agravan por razones culturales y políticas.
Sólo la presión colectiva podrá lograr que el gobierno federal ponga atención en los riesgos ambientales que pueden provocar las prácticas irresponsables en el campo, pues sólo aplicando la ley en beneficio de todos, se podrán reducir los riesgos de una tragedia.
¿Usted cómo lo ve?
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