Es música para los oídos “del pueblo” el seductor susurro del presidente Andrés Manuel López Obrador cuando dice buscar que los trabajadores se pensionen con el 100 por ciento de su último salario, una tasa de reemplazo que no se da ni en los países más avanzados del planeta, cabe decir. Y suena bien, pero imposible, debido a que las finanzas públicas están francamente frágiles. Este anuncio del gobierno se encamina pues al fracaso legislativo. ¿A qué le apuesta, entonces, el presidente saliente? Veamos.
Como sabe, las dirigencias de la coalición Fuerza y Corazón por México, conformada por los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD), han sido tajantes: no dejarán pasar las propuestas presidenciales. Sin embargo, eso no quita que la iniciativa sí pueda calar hondo entre la población. Esa parece ser la intención real.
Recuerde que el primer mandatario inició su sexenio con una cascada de propuestas legislativas y ahora va a cerrarlo con igual estrategia, pero lo hace en una época electoral. Ya anunció que el 5 de febrero próximo –cuando se conmemora el 107 aniversario de la Constitución mexicana– presentará un primer paquete con cinco iniciativas, una de las cuales es su plan de pensiones.
La incongruencia ahí es que su partido y aliados no cuentan con la necesaria mayoría calificada en el Congreso, así que muchas de sus propuestas de reforma no van a ser aprobadas, aunque sí le podrían abonar votos a Morena porque, ¿quién no quisiera tener acceso a una mejor pensión?
En un período en que las candidatas presidenciales no podrán hacer campaña ni propuestas, suena entendible entonces que el líder de Morena desde Palacio Nacional quiera sacar ventaja política para su partido.
Esa es justo la estrategia de López Obrador: que sus propuestas sean rechazadas y que la gente vote el 2 de junio por Morena para que alcance la mayoría calificada en el Congreso y así lograr reformas como ésta. Una táctica meramente electorera.
Ahora bien. No hay duda de la necesidad de reformar el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), pero hacerlo hoy como propone AMLO implica un riesgo para la estabilidad financiera del país, pues los dineros para aumentar las pensiones tendrían que salir de alguna parte, y los recursos de las administradoras de fondos para el retiro (Afore) no serían suficientes.
La única opción es que el gobierno (los contribuyentes) aporten el faltante, pero eso implicaría aumentar el déficit fiscal, el endeudamiento público, comprometer la calificación crediticia de México y arriesgarnos a caer a una espiral inflacionaria como la que vive Argentina.
Pero hay más riesgos
A decir de López Obrador, la suya es una contrarreforma a la realizada en 1997 por la administración de Ernesto Zedillo, que eliminó las pensiones que entregaba el gobierno y cambió al formato del ahorro individual a través de las Afore.
También ha argumentado que “nosotros logramos una reforma (en 2020), pero no es completa. Por eso vamos ahora a profundizar en la que nos ayudó el sector privado incrementando sus cuotas de participación para las jubilaciones. Eso lo logramos hace tres años; sin embargo, no es suficiente”.
Según cifras oficiales, los recursos totales del SAR sumaron ya más de 5 billones de pesos en 2023, que representan el 19.1 por ciento del producto interno bruto (PIB), un incremento del 13.8 por ciento con relación a un año antes. Y siendo optimista, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) estima que hacia 2030 ese monto será equivalente al 35 por ciento del PIB y superior al 50 por ciento en 2050.
En este sentido, la preocupante propuesta de López Obrador implica un riesgo de largo plazo para los trabajadores, pues el gobierno podría verse tentado a confiscar sus ahorros ante la insuficiencia de recursos para pagar las nuevas pensiones. No olvidemos que el gobierno se acabó ya todos los “guardaditos” acumulados en administraciones anteriores. No hay más dinero.
“Bajo el argumento de que quiero que te jubiles con el 100 por ciento de tu salario, lo que realmente quiere el gobierno es quedarse con la lana que ahorraste en las Afore. Con todas las obras faraónicas y perdedoras ya no les alcanza el dinero y ya le echaron el ojo a tus ahorros. ¿Aquí también te vas a dejar?”, señaló en la red social X el exaspirante a la candidatura presidencial opositora Enrique De la Madrid. Tiene razón.
Pensando que en junio Morena alcanzara la mayoría calificada en el Congreso, y que López Obrador volviera a poner sobre la mesa el aumento a las pensiones para ser decretado antes de dejar el cargo, podría argumentar que las Afore y el dinero que administran “ya no serían necesario” porque las mismas serían avaladas y/o pagadas enteramente por el gobierno.
En fin. Las cartas están echadas. La propuesta oficialista tiene el potencial de constituirse en el emblema electoral de la candidata a la presidencia del país Claudia Sheinbaum y demás aspirantes morenistas a puestos de elección popular, pero a riesgo de comprometer la economía y el futuro de millones de contribuyentes y sus familias, quienes serán los que cargarían sobre sus hombros las promesas populistas de un gobernante que ya se va. La advertencia, está hecha.