A medida que la Reserva Federal continúa elevando su tasa de referencia, algunos analistas pronosticaban una debacle para el precio del oro. Sin embargo, el rey de los metales si bien tuvo una corrección, no ha tenido un desplome debido a que la demanda física sigue siendo extremadamente alta. De hecho al cierre de este artículo se encuentra de nuevo en máximos de cuatro semanas.
Puede que el precio en el mercado de futuros influya en el precio en lo inmediato. No obstante, en el mediano y largo plazos es la demanda física en el mercado real del oro la que determina su tendencia alcista mayor. Esto se vuelve más relevante porque la “escasez” de oro físico en todo el mundo está siendo alentada por el apetito voraz por ese metal de parte de los países asiáticos.
Pero revisemos los números.
Según el Consejo Mundial del Oro (WGC), los bancos centrales en su conjunto compraron 399 toneladas de lingotes en el tercer trimestre de este año, casi el doble del récord anterior. Sin embargo, menos de una cuarta parte fue a parar a instituciones públicas que abiertamente revelan sus tenencias, lo que genera especulaciones sobre quiénes son los misteriosos grandes compradores anónimos o “ballenas” que se han quedado con las otras 300 toneladas de oro.
Actualmente son pocos los países que tienen la capacidad de emprender compras de esta magnitud.
Uno de estos países es China, que tiene asimismo la necesidad de encontrar una alternativa a los dólares a medida que las tensiones con Estados Unidos se incrementan tras las medidas adoptadas contra sus empresas de semiconductores. Además, la invasión rusa de Ucrania ha demostrado la voluntad de Washington de sancionar las reservas de los bancos centrales y el oro es indispensable para eludirlas.
China en 2015 reveló un aumento de casi 600 toneladas en sus reservas de lingotes, pero desde 2019 su banco central no ha informado de ningún cambio en su acervo de oro.
Fuentes bien documentadas a las que damos seguimiento en este espacio han revelado que el Banco Popular (Central) de China está comprando oro de manera secreta incluso a través de canales militares. De hecho en lo que va del año ha importado 902 toneladas de oro, superando ya el total del año pasado.
China es además el principal productor mundial del metal precioso, pero no exporta su producción. Es decir, a pesar de producir muchos lingotes la demanda es tan grande en ese país que tienen que importar cantidades cada vez más mayores. Es una potencia en ascenso.
Rusia, por su parte, es también un comprador masivo de oro que pasó seis años acumulando lingotes antes de la pandemia. Este país es la tercera nación minera de oro del mundo al producir cerca de 300 toneladas al año.
Antes de febrero de 2022, exportaba el metal a centros comerciales como Londres y Nueva York, pero desde la invasión de Ucrania, el oro de Rusia ya no es bienvenido en Occidente, mientras que China e India se han mostrado reticentes a importar grandes cantidades. Esto plantea la posibilidad de que el banco central intervenga para comprar esos suministros, pero las reservas generales de divisas de Rusia, incluido el oro, han disminuido este año.
Por otra parte, los exportadores de petróleo como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait han tenido grandes ganancias con los precios del crudo y algunos han estado invirtiendo en activos extranjeros a través de fondos soberanos, por lo que es seguro que hayan recurrido al oro también para diversificarse.
Arabia Saudita tiene el mayor acervo de oro del mundo árabe, pero no ha informado de ningún cambio en sus posesiones desde 2010, e incluso una diferencia contable hizo que sus reservas se duplicaran hasta las 323 toneladas. Pero ¿por qué acumular oro sin revelarlo? Las razones son más políticas que económicas, pues comprar oro es sin duda una acción que pone de facto en entredicho la supremacía del dólar estadounidense.
En cuanto a India, el banco central ya ha realizado grandes compras de oro, y una de ellas fue al Fondo Monetario Internacional en 2009 por 200 toneladas. Desde entonces ha tendido a comprar de forma más gradual, pero no debe perderse la atención de que por mucho tiempo, India fue el principal consumidor de oro por encima de China.
Es posible que este año haya evitado comprar grandes cantidades de oro dada la presión sobre su moneda, y esto se vio agravado por las fuertes importaciones de metales preciosos para su sector de consumo en los últimos meses.
¿Quiénes son entonces las misteriosas “ballenas” compradoras de oro y por qué?
El oro es el activo más resistente a poseer si la Reserva Federal sigue subiendo las tasas de interés, mientras que las acciones son el peor lugar para estar. De hecho, una medida que refleja bien la situación de estos activos es la duración empírica.
La duración mide la variación porcentual de un activo en reacción a un cambio de un punto porcentual en los tipos de interés.
El oro ha tenido una duración empírica de 3.2 años en el actual ciclo de la Fed, en comparación con las acciones de 7.1 años y de las divisas que componen el G-10 de 5.3 años. Esto pone de manifiesto la sensibilidad de las acciones y las divisas a cualquier cambio perceptible en los diferenciales de los tipos de interés.
En pocas palabras, el análisis de la duración muestra que el oro es un refugio seguro en el ciclo de las divisas, por lo que las “grandes ballenas” (como las del mundo “cripto”) están acumulando oro como nunca y provocando una escasez de metal físico en Occidente como nunca se había visto.
El futuro pues, está en Asia, y todo aquel que quiera sobrevivir exitosamente a las tendencias económico- financieras de cambio de este siglo, debería imitar a aquellas naciones e invertir en los que ellos seguirán invirtiendo sus excedentes como países acreedores.