AMLO y la 4T: pronóstico cumplido
Cuando publiqué el libro “AMLO Y LA 4T: LO QUE VIENE PARA MÉXICO” en noviembre de 2019 (tres semanas antes de que López Obrador publicara el suyo), jamás me imaginé que las cosas irían peor de lo que proyecté. Un…
Cuando publiqué el libro “AMLO Y LA 4T: LO QUE VIENE PARA MÉXICO” en noviembre de 2019 (tres semanas antes de que López Obrador publicara el suyo), jamás me imaginé que las cosas irían peor de lo que proyecté. Un…
La caída en la tasa de crecimiento en México de un mediocre 2% del PIB en 2018 a prácticamente cero en el tercer trimestre de 2019, se debió a factores de carácter interno; a malas decisiones de tipo político que tuvieron un fuerte impacto en el ánimo de los inversionistas, provocaron incertidumbre y redujeron por lo tanto, los montos de inversión.
Obviamente, de muchos factores: que no cometa errores graves, que logre sacar a votar a sus simpatizantes y seguidores (para ganar por “paliza” como él mismo dice), que convenza más que sus contrincantes a los “Switchers” o indecisos…etc, etc, etc.
Si no avanzamos en éste sentido, no podremos aspirar a tener un sistema efectivo de rendición de cuentas que nos ayude a combatir la corrupción castigando los abusos de los Partidos en todos los niveles de gobierno. Sin ese sistema, tendremos que seguir soportando los atracos de una pandilla de delincuentes a quienes les gusta ostentarse pomposamente con el eufemístico nombre de “clase política”.
INE y partidos políticos, los grandes ganadores.
“El dinero es el juego de dados de los políticos”, decía el filósofo griego Diógenes. Y vaya que tenía razón. Vaya que si lo hemos palpado en México. Todos conocemos un hábito fuertemente arraigado: en época de elecciones, los gobiernos y sus partidos movilizan todos los recursos a su favor para atraer votos, para favorecer a sus candidatos. Por lo tanto, los presupuestos a nivel federal, estatal y municipal suelen estar fuertemente inflados; muestran un tinte marcadamente electoral.
La creencia de que un líder carismático, idealista, surgido del pueblo que lucha en contra de las élites para transformar un país y llega al poder ya sea a través de una revolución, ganando una elección o por otras vías sin más apoyo que el de los ciudadanos, del hombre de a pie, de la calle, suena bonito, muy romántico, captura la imaginación de millones de personas, pero es algo que definitivamente forma parte de la ciencia ficción y no de la vida real.
Cuando se enteró de la existencia de la bomba atómica, el gran historiador de temas bélicos, Bernard Brodie, le dijo a su esposa: “Hasta ahora el principal objetivo militar ha sido ganar guerras. De aquí en adelante será evitarlas”.
La razón fundamental de esta forma de pensar, son las nuevas reglas del juego. La humanidad jamás había tenido en sus manos a través del arsenal nuclear, semejante poder de destrucción.
Usted o yo amigo lector, no podemos acercarnos a un alto mando del ejército para preguntarle: “¿En cuántas guerras nucleares ha participado usted mi General?”. No hay experiencia previa y por eso también cuesta mucho trabajo evaluar, imaginar las consecuencias en caso de que se desate un conflicto de esa magnitud.