En una entrevista en la televisión el subsecretario de Salud, dijo que la idea de que no hay medicamentos para los niños con cáncer es parte de una campaña de grupos de derecha internacional que buscan un golpe de Estado. No es culpa, según ese servidor del presidente, de la ineficiencia y corrupción en esa Secretaría, sino de un complot internacional.
Lo preocupante de esas afirmaciones del responsable de la escasez de medicinas, propias de una novela, es que son las mismas que le cuenta al presidente para evadir sus responsabilidades, las acusaciones de corrupción, y la cancelación de compras a quienes ganan licitaciones para darles los contratos a empresas “amigas”. Es grave que el presidente López Obrador preste oídos a esas novelescas afirmaciones.
El director de la CFE convenció al presidente que las crecientes pérdidas de esa empresa estatal no se deben a su ineficiencia y a sus altos costos para generar electricidad, aproximadamente 3 veces superiores a los que ofrecen empresas privadas. Le dijo al presidente que amarró 90 mil votos de empleados sindicalizados para MORENA a cambio de revivir un convenio que les da a los sindicalizados y altos funcionarios de CFE, pensiones prematuras, muy superiores a las de cualquier ciudadano que se jubila. Esas pensiones privilegiadas ya no las cubre la CFE con sus ingresos, sino todos los mexicanos con sus impuestos. El director de la CFE convenció al presidente que para evitar pérdidas no es necesario reducir costos en la CFE, sino prohibir generación de electricidad a particulares y regresar al monopolio estatal de electricidad del siglo XX.
En PEMEX crecen las pérdidas y el intercambio comercial es negativo, se gastan más dólares en importar derivados del petróleo, entre ellos gasolinas, que los que recibe México por exportar crudo.
Parece que sus servidores, no colaboradores, ya le agarraron la medida al presidente no solo para conservar la “chamba”, sino para continuar con las mismas prácticas que generaron una gran corrupción el sexenio pasado. No es posible que México salga adelante si el presidente sigue rodeado de mañosos servidores que no solo le aplauden sus errores, sino le dan información falsa sobre las causas por las que cada día hay más cargas y pérdidas en el sector público, que acercan al país a una crisis igual o peor a la de los años 80 del siglo pasado.